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El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género.

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El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género.

  Introducción. Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni estudios, ni trabajo. ¿Y cómo conseguir la emancipación de estos roles preestablecidos cuando no se tienen…
  Introducción. Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando…

 

Introducción.

Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni estudios, ni trabajo. ¿Y cómo conseguir la emancipación de estos roles preestablecidos cuando no se tienen medios para ello?

Se habla a menudo de violencia física, o psicológica al tratar el control ejercido sobre las mujeres, siendo crecientes aun así las definiciones de las violencias machistas de las que el género femenino es víctima. Este ensayo busca abordar la casuística de la violencia económica, pero derivarla a un segundo plano, convirtiéndose esta en una herramienta de perpetuación de los roles tradicionales de género. Para ello, las obras de Carcoma y El país de los otros se establecen como base de este análisis, permitiendo obtener una visión general de cómo la economía y la tradición patriarcal van de la mano.

 

Marco teórico y metodológico.

El género se presenta como un constructo social que toma como base las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. De ello, surgen ciertas asunciones que se han tomado históricamente como válidas y que la sociedad ha aceptado como si de una ley universal se tratara (Lorber 1994). Estos, llamados roles de género se presentan de forma diaria en las actividades que desarrollamos y se encuentran implícitos en la forma en la que nos comportamos y relacionamos.

Estos roles de género tradicionales han perpetuado la desigualdad entre hombres y mujeres, contribuyendo a la prevalencia de la violencia económica contra estas. La economía ha sido una herramienta poderosa para ejercer el control en las sociedades patriarcales como táctica de dominación y subyugación. Esta dependencia a la que se encuentran sometidas las víctimas suele presentarse dentro del círculo familiar, incluyendo las relaciones parentales, pero intensificándose en el ámbito conyugal.

Nuestro país se encuentra en una encrucijada actual para regular este tipo de violencia, y existen varias peticiones judiciales para solicitar la tipificación de “violencia económica” como un tipo de violencia de género (Juzgado 2021). Esta definición fue primeramente abordada en el convenio de Estambul de forma internacional, ratificado por España, y reconociendo la violencia económica como un tipo específico de violencia machista. Aun así, pese a las promesas del gobierno español, todavía no ha entrado a formar como parte de la legislación contra la violencia de género (Molina, 2023) y sigue en disputa.

Se plantea este tipo de violencia como una herramienta de poder al servicio de los roles de género tradicionales, obligando a la mujer a estar subyugada al poder de la figura masculina, con independencia de su relación, y provocando una aceptación de ese papel que tradicionalmente su género a acarreado.

Las obras a analizar, Carcoma y El país de los otros, presentan numerosos ejemplos que apoyan esta perspectiva con vivencias de sus protagonistas. Diferentes fragmentos son utilizados a continuación para poder comprender y desarrollar el tema central de este ensayo.

 

Análisis

El tratamiento de la violencia económica presenta diferentes perspectivas en las dos obras. En El país de los otros, Leila Slimani hace múltiples referencias al dominio económico, mostrando un personaje principal femenino completamente sometido al control económico, entre otros, de su pareja. El fragmento a continuación es un claro ejemplo de ello:

“El dinero se había convertido en un tema de continua discusión. Amín la acusaba de irresponsable y manirrota. Tenía que insistir, justificarse, incluso suplicar para que le diera el dinero del colegio, del coche, de la ropa de la niña o para peluquería. (…) <<Yo soy el que gana el dinero>>, le gritaba a veces. Le señalaba con el dedo los alimentos que había sobre la mesa y añadía <<Esto y esto y esto, todos eso lo pago yo con mi trabajo.>>”

La protagonista se encuentra sumisa, una posición que, como aclara más adelante en el texto, ha evolucionado: pasa de depender económicamente de su padre a su marido, situación de la que ya no tiene forma de salir.

“Se dio cuenta de su error demasiado tarde y ahora que tenía discernimiento y algo de valor ya le era imposible dar marcha atrás. Los niños eran sus raíces y estaba atada a esta tierra, a su pesar. Sin dinero, no tenía donde ir (..) Siempre que Amín le deslizaba un billete en la mano (..) se preguntaba si lo había merecido.”

La escritora coloca a la protagonista en una posición de atrapamiento y cuya dependencia es agravada con la maternidad, amplificando la situación de dependencia y cerrando la posibilidad de salida. Además, se observa como esta violencia está relacionada con la violencia psicológica que se va desarrollando a lo largo de la obra y que es sufrida por la protagonista, en el que su identidad y valor son puestas en duda y quedando de esa forma completamente dominada y sometida a la figura patriarcal. Madre, dependencia económica, sin estudios ni trabajo: Todo esto se presenta como ejemplo claro del rol de la mujer tradicional necesitada de una figura masculina.

Carcoma, sin embargo, muestra una idea similar pero expresada de diferentes. Esta obra abarca otros puntos de situación respecto a esta violencia: ya no es únicamente el marido o la pareja la que la ejerce: es el padre, la madre, la posición social:

 “La María se había quedado cuidando a su madre porque su padre en la casa no valía ni para cocer patatas y sus hermanos se habían marchado a estudiar fuera y no habían vuelto.”

Este fragmento es un ejemplo del papel de la mujer como cuidadora, de la involucración familiar que se le obliga a adoptar y de cómo el género al nacer determina las oportunidades a las que se tiene acceso.

“También me hizo dejar la escuela. La maestra le dijo que yo valía pa´ eso y que podía estudiar en Cuenca, que las monjas tenían residencia y podía hablar con ellas para que le saliese barato por ser viuda, pero mi madre se negó.”

“Pensaba que se iba a poder marchar en cuanto fuera mayor, que se iría a estudiar a Madrid y ya no volvería. Pero al final se quedó. Adónde iba a ir. Quién le iba a pagar los estudios en la capital, eso solo lo hacen los señoritos. (..) A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir, pero de eso también tienen mucho.”

Esta obra se presenta como un claro ejemplo de cómo las mujeres pueden ser perpetuadoras de los roles de género, tan impuestos implícitamente desde el nacimiento. Además, la escala social ha sido determinante en el acceso a determinados derechos, como puede ser la educación, muchas veces predecesora de una libertad económica. Se puede intuir como, incluso aún situándose en una posición social más baja, se vuelve a colocar a la mujer en una posición de servidumbre: la problemática ya no es únicamente ser pobre, es ser pobre y ser mujer.

Con esto, se observa que es imposible disociar género o clase social en el análisis de esta problemática, siendo necesaria una visión que agrupe todos estos objetos de opresión. Surge así la denominada interseccionalidad, una herramienta que es capaz de reconocer las diferentes desigualdades que se crean a través de la superposición de diferentes factores sociales y que reconoce las ventajas y desventajas sufridas por una persona como una consecuencia de los elementos que conforman su identidad. Desde esta perspectiva, se limita el uso de la palabra “mujer” u “hombre” ya que abarcan mucho más que una categoría cerrada en el que las diferentes realidades no son expuestas (López, 2019).

En el caso que nos atañe, observamos como el papel de ambas protagonistas presentan un enfoque necesario de interseccionalidad para entender completamente la situación en la que se encuentran: Mathilde no es únicamente mujer; es mujer en un país musulmán en el que tradicionalmente la mujer ha sido subyugada al hombre, siendo incapaz de tomar una decisión sin la aprobación de su marido y donde la mujer no tiene espacio para desarrollarse de una forma contraria a la familiar. La nieta, en Carcoma, no es sólo mujer; es mujer y descendiente de una familia históricamente pobre en la que la realidad de las diferentes generaciones ha sido marcada por esa pobreza. Mathilde no es únicamente mujer; es madre. Es madre y a partir de ese momento todas sus decisiones están condicionadas a esa maternidad. La abuela, en Carcoma, no es solamente mujer. Es mujer en un pueblo pequeño de provincia, donde no se conocía más que lo que siempre hubo allí, de dónde nunca tuvo oportunidad de salir. Mathilde no es únicamente mujer; es pobre, pobre dentro de un país colonizado por otro país extranjero y a punto de levantarse contra este. La nieta, no es solamente mujer; es mujer con una presión impuesta, con un futuro escrito, con una situación familiar que han determinado todo lo que le ha sucedido. Y todo esto forma la realidad de Mathilde, y de la nieta, y de la abuela, donde viven una vida en la que se sienten presas y no ven forma de escapar de esos roles impuestos en sus propias vidas y que ellas no han sido capaces de elegir, aunque, de haberlo hecho, no se sabe con certeza qué hubiese sido diferente en una realidad que, desde una mirada interseccional, es y probablemente hubiese sido la creadora de esta situación.

 

Conclusiones

Como se ha desarrollado, la violencia económica se encuentra presente como una forma de control patriarcal, provocando un dominio de la figura masculina aspectos no sólo económicos, sino sociales o psicológicos, entre otros. La mujer se encuentra anulada y dependiente, siendo más sencillo caer en los roles de género asociados a su persona. Esto se termina intensificando con otros aspectos y sucesos que la mujer afronta, como la maternidad o la enfermedad de un ser querido. Se ejerce entonces un papel de cuidadora y defensora, lo que puede ser entendido como una aceptación del rol impuesto y muchas veces provoca una aceptación a este destino no elegido y que apaga cada vez más la idea de libertad económica y personal.

Por último, se recalca como esta imposición de género mediante la violencia económica llega a abordar y ser ejercida no solamente por el hombre como persona individual, sino por una sociedad patriarcal, dependiente de clases y en la que muchas veces la propia mujer las perpetúa, poniendo en evidencia cómo los roles de género son aprendidos, justificados, causa y consecuencia. Esto provoca que la situación quede determinada por un conjunto de situaciones, donde es necesaria una mirada interseccional que sea capaz de abordar las diferentes realidades, las diferentes causísticas que han provocado la opresión a la que diferentes mujeres (y, por lo tanto, personas) han sido y son víctimas. Sólo a partir de esta perspectiva se es capaz de analizar la situación de desventaja, o ventaja, y por lo tanto, tomar las decisiones oportunas para mejorar la situación de las mujeres y el control económico ejercido por ellas.

 

 

 

Bibliografía

Lorber, J. “Paradoxes of gender.” Yale University Press. New Haven, Estados Unidos, 1994.

López, Clara “Interseccionalidad: la discriminación múltiple desde una perspectiva de género” Revista Crítica, 2019. Interseccionalidad-8928082.pdf

Martínez, Layla. Carcoma. Málaga: Amor de madre, 2021.

Molina Gallardo, V. Violencia económica contra la mujer: generalizada, invisible y sin una respuesta eficaz. Agencia EFEhttps://efe.com/espana/2023-09-11/violencia-economica-mujer-machismo/, 2023

Slimani, Leila. El país de los otros. Madrid: Cabaret Voltaire, 2023.

Un juzgado Penal de Mataró solicita tipificar la “violencia económica” como modalidad de violencia de género. Poder Judicial España. 2021 https://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Noticias-Judiciales/Un-juzgado-Penal-de-Mataro-solicita-tipificar-la–violencia-economica–como-modalidad-de-violencia-de-genero

 

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La cultura de la violación en diferentes sociedades

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La cultura de la violación en diferentes sociedades

Introducción   Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas y creencias que perpetúan, normalizan, justifican o exculpan abusos, agresiones o violencia sexual hacia las personas que han sufrido dicho agravio. Este concepto está presente en todas partes, independientemente del país, idioma o identidad cultural; esto es a causa de normas sociales y estructuras de poder profundamente arraigadas en la sociedad actual.  Aunque la idea de cultura de la violación comparte…
Introducción   Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas…

Introducción

 

Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas y creencias que perpetúan, normalizan, justifican o exculpan abusos, agresiones o violencia sexual hacia las personas que han sufrido dicho agravio. Este concepto está presente en todas partes, independientemente del país, idioma o identidad cultural; esto es a causa de normas sociales y estructuras de poder profundamente arraigadas en la sociedad actual. 

Aunque la idea de cultura de la violación comparte elementos comunes en los diferentes países del mundo, las expresiones particulares pueden ser distintas según los valores culturales, las normas sociales y/o las estructuras de poder de cada país/región/sociedad. En otras palabras, la cultura de la violación puede expresarse de diversas formas dependiendo del contexto cultural y de la sociedad.

Con este ensayo, no solo queremos navegar por las diferentes percepciones de violencia sexual sino también hablar de como cada sociedad perpetúa a dicha violencia. Para ello analizaremos dos países con contextos, culturas e influencias diferentes, como lo son México y Corea.

 

Palabras clave: cultura de la violación, violencia sexual, influencia cultural, patrones, machismo.

Marco teórico y metodológico 

 

Para poder comprender la cultura de la violación en diferentes culturas, como la coreana y mexicana, es vital utilizar un planteamiento multidiscipilanario en el cual se reconocen las intersecciones de la opresión incorporando el género, la raza, sexualidad, clase, y otros fundamentos de la identidad; también, es importante emplear un marco teoríco antropológico, en el cual se exploren los valores, las creencias y culturas que influyen en la respuesta a las violencias sexuales en diferentes sociedades y, a su vez, ayude a construir y entender las normas sociales asociadas al género y, a la sexualidad. Asimismo, también se tendrán en cuenta, en dicho análisis, las normas de género que contribuyen a la perpetuación de la dominación y violencia sexual haciendo incapie en los estereotipos masculinos y como estos justifican la agresión sexual. 

La metodología que se va a emplear para poder profundizar en la cultura de la violación es, la investigación documental en la cual se recopilará información relevante de varias fuentes como artículos académicos y libros, en este caso Temporada de Huracanes, para poder comprender mejor la vida y sociedad mejicana y Hierba que nos adentrará a la cultura coreana. Finalmente, se realizará un análisis comparativo para poder comparar y contrastar las experiencias en torno a la violencia sexual en diferentes culturas (mexicana y coreana).

 

Análisis

 

A nivel antropológico, hay varios factores que pueden perpetuar la cultura de la violación en México, como por ejemplo: 

  • El machismo está arraigado en las estructuras tanto sociales como familiares. Las normas de género tradicionales fomentan la dominación masculina y la sumisión femenina. Un ejemplo del machismo presente en la sociedad mexicana es como en Temporada de huracanes la abuela de Yesina la humilla, la deja de lado, la marginaliza mientras que a su nieto (quien no ayuda en la casa) lo tiene en un pedestal. 
  • Por lo general, las mujeres en méxico se enfrentan a una desigualdad de género, ellas se enfrentan a discriminaciones y expectativas que no pueden cumplir y eso las puede llevar a situaciones vulnerables, por ejemplo, el aborto de Norma. (pg. 100- 1003)
  • En México existe una falta de “castigo” ante los delitos sexuales y/o de violencia de género. Esto se ve ejemplificado en el capítulo VI de Temporada de huracanes en el cual se explica el abuso sexual a un compañero del colegio (pg. 162), se incita a tener relaciones sexuales con una mujer inconsciente (pg. 169) y se narra una violación en grupo (pg. 171) sin tener nada de ello consecuencias judiciales. 
  • La violencia, en general, está normalizada. Esto queda demostrado con las agresiones físicas realizadas por la policía a los detenidos (pg. 157) y con los ejemplos expuestos anteriormente. 
  • Los factores socioeconómicos también tienen una gran repercusión en el comportamiento de las personas. En México, la pobreza, la falta de acceso a la educación, etc. puede influir en las mujeres se vean obligadas a permanecer en relaciones que no desean (Norma con Luismi está por conveniencia porque se ha quedado sin dinero), exponerse a la prostitución y a posibles agresiones, etc. Los casos son múltiples.  

 

En el contexto de Corea, los factores son los siguientes: 

  • Las normas de género están muy arraigadas a la tradición y, por lo general, posiciona a las mujeres en roles de sumisión mientras que los hombres cumplen con el papel de dominantes. Por ejemplo, varios hombres en Hierba visitan a la protagonista para ver como trabaja y decidir si quieren casarse con ella.
  • Existe, el las sociedades coreanas, un estigma muy fuerte asociado a las víctimas de violencia sexual, se enfatiza en el deshonor y la vergüenza de las víctimas. Un ejemplos es como reacciona la familia de la protagonista de Hierba (Lee Ok-Sun) al conocer su pasado: la repudian. (pg. 436)
  • La sociedad, en su mayoría está dominada por hombres y eso puede dificultar el acceso de las mujeres a la justicía y protección contra la violencia sexual. De hecho, Lee Ok-Sun, es prostituida por una institución gubernamental. 

 

Como podemos observar, tanto Corea como México, tienen normas de género muy arraigadas a tradiciones y estructuras patriarcales que perpetúan la dominación masculina sobre la mujer y la desigualdad de género. Asimismo, las víctimas de violencia sexual, en ambos paises, son humilladadas y avergonzadas haciendo que sea más complejo denunciar. Finalmente, la similitud más inquietante es que en ambos casos hay impunidad por sus actos, en temporada de huracanes debido a la normalización de dichos actos y en hierba  debido a que los agresores son protegidos y defendidos por las instituciones que, ellas mismas, crearon el sistema de casas de consuelo.

 

Conclusión

Aunque las culturas de Corea y México son muy diferentes en muchos aspectos, el concepto de cultura de la violación está presente en ambas sociedades. Dicha afirmación puede demostrarse a partir de las similitudes encontradas: las mismas normas de género patriarcales, estigma, el deshonor y la vergüenza asociados con la violencia sexual, la falta de “castigo” a los agresores, etc.. Estas semejanzas reflejan la universalidad de la cultura de la violación y enfatizan en la necesidad de abordar esta problemática en todos los paises del mundo, independientemente de las diferencias culturales y contextuales. 

Para abordar esta problemática se necesitaría estrategias que aborden no solo la violencia sexual sino también aquellos temas que pueden influir en dicha violencia. Es decir, se debe afrontar el problema desde diferentes frentes como el apoyo a las víctimas, educación y sensibilización de los derechos sexuales, fortalecimiento de las políticas que protejan a las víctimas, independencia económica y, finalmente, lo que más se necesita es el involucramiento de la población hacia un cambio cultural. 

 

Bibliografía 

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El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género

El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género   Introducción. Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni…
El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género   Introducción. Los…

El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género

 

Introducción.

Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni estudios, ni trabajo. ¿Y cómo conseguir la emancipación de estos roles preestablecidos cuando no se tienen medios para ello?

Se habla a menudo de violencia física, o psicológica al tratar control ejercido sobre las mujeres, siendo crecientes aún así las definiciones de las violencias machistas de las que el género femenino es víctima. Este ensayo busca abordar la casuística de la violencia económica, pero derivarla a un segundo plano, convirtiéndose esta en una herramienta de perpetuación de los roles tradicionales de género. Para ello, las obras de Carcoma y El país de los otros se establecen como base de este análisis, permitiendo obtener una visión general de cómo la economía y la tradición patriarcal van de la mano.

Marco teórico y metodológico.

El género se presenta como un constructo social que toma como base las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. De ello, surgen ciertas asunciones que se han tomado históricamente como válidas y que la sociedad ha aceptado como si de una ley universal se tratara (Lorber 1994). Estos, llamados roles de género se presentan de forma diaria en las actividades que desarrollamos y se encuentran implícitos en la forma en la que nos comportamos y relacionamos.

Estos roles de género tradicionales han perpetuado la desigualdad entre hombres y mujeres, contribuyendo a la prevalencia de la violencia económica contra estas. La economía ha sido una herramienta poderosa para ejercer el control en las sociedades patriarcales como táctica de dominación y subyugación. Esta dependencia a la que se encuentran sometidas las víctimas suele presentarse dentro del círculo familiar, incluyendo las relaciones parentales, pero intensificándose en el ámbito conyugal.

Nuestro país se encuentra en una encrucijada actual para regular este tipo de violencia, y existen varias peticiones judiciales para solicitar la tipificación de “violencia económica” como un tipo de violencia de género (Juzgado 2021). Esta definición fue primeramente abordada en el convenio de Estambul de forma internacional, ratificado por España, y reconociendo la violencia económica como un tipo específico de violencia machista. Aun así, pese a las promesas del gobierno español, todavía no ha entrado a formar como parte de la legislación contra la violencia de género (Molina, 2023) y sigue en disputa.

Se plantea este tipo de violencia como una herramienta de poder al servicio de los roles de género tradicionales, obligando a la mujer a estar subyugada al poder de la figura masculina, con independencia de su relación, y provocando una aceptación de ese papel que tradicionalmente su género a acarreado.

Las obras a analizar, Carcoma y El país de los otros, presentan numerosos ejemplos que apoyan esta perspectiva con vivencias de sus protagonistas. Diferentes fragmentos son utilizados a continuación para poder comprender y desarrollar el tema central de este ensayo.

Análisis

El tratamiento de la violencia económica presenta diferentes perspectivas en las dos obras. En El país de los otros, Leila Slimani hace múltiples referencias al dominio económico, mostrando un personaje principal femenino completamente sometido al control económico, entre otros, de su pareja. El fragmento a continuación es un claro ejemplo de ello:

“El dinero se había convertido en un tema de continua discusión. Amín la acusaba de irresponsable y manirrota. Tenía que insistir, justificarse, incluso suplicar para que le diera el dinero del colegio, del coche, de la ropa de la niña o para peluquería. (…) <<Yo soy el que gana el dinero>>, le gritaba a veces. Le señalaba con el dedo los alimentos que había sobre la mesa y añadía <<Esto y esto y esto, todos eso lo pago yo con mi trabajo.>>”

La protagonista se encuentra sumisa, una posición que, como aclara más adelante en el texto, ha evolucionado: pasa de depender económicamente de su padre a su marido, situación de la que ya no tiene forma de salir.

“Se dio cuenta de su error demasiado tarde y ahora que tenía discernimiento y algo de valor ya le era imposible dar marcha atrás. Los niños eran sus raíces y estaba atada a esta tierra, a su pesar. Sin dinero, no tenía donde ir (..) Siempre que Amín le deslizaba un billete en la mano (..) se preguntaba si lo había merecido.”

La escritora coloca a la protagonista en una posición de atrapamiento y cuya dependencia es agravada con la maternidad, amplificando la situación de dependencia y cerrando la posibilidad de salida. Además, se observa como esta violencia está relacionada con la violencia psicológica que se va desarrollando a lo largo de la obra y que es sufrida por la protagonista, en el que su identidad y valor son puestas en duda y quedando de esa forma completamente dominada y sometida a la figura patriarcal. Madre, dependencia económica, sin estudios ni trabajo: Todo esto se presenta como ejemplo claro del rol de la mujer tradicional necesitada de una figura masculina.

Carcoma, sin embargo, muestra una idea similar pero expresada de diferentes. Esta obra abarca otros puntos de situación respecto a esta violencia: ya no es únicamente el marido o la pareja la que la ejerce: es el padre, la madre, la posición social:

“También me hizo dejar la escuela. La maestra le dijo que yo valía pa´ eso y que podía estudiar en Cuenca, que las monjas tenían residencia y podía hablar con ellas para que le saliese barato por ser viuda, pero mi madre se negó.”

“Pensaba que se iba a poder marchar en cuanto fuera mayor, que se iría a estudiar a Madrid y ya no volvería. Pero al final se quedó. Adónde iba a ir. Quién le iba a pagar los estudios en la capital, eso solo lo hacen los señoritos. (..) A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir, pero de eso también tienen mucho.”

Esta obra se presenta como un claro ejemplo de cómo las mujeres pueden ser perpetuadoras de los roles de género, tan impuestos implícitamente desde el nacimiento. Además, la escala social ha sido determinante en el acceso a determinados derechos, como puede ser la educación, muchas veces predecesora de una libertad económica. Se puede intuir como, incluso aún situándose en una posición social más baja, se vuelve a colocar a la mujer en una posición de servidumbre: la problemática ya no es únicamente ser pobre, es ser pobre y ser mujer.

“La María se había quedado cuidando a su madre porque su padre en la casa no valía ni para cocer patatas y sus hermanos se habían marchado a estudiar fuera y no habían vuelto.”

Este fragmento es un último ejemplo del papel de la mujer como cuidadora, de la involucración familiar que se le obliga a adoptar y de cómo el género al nacer determina las oportunidades a las que se tiene acceso.

Conclusiones

Como se ha desarrollado, la violencia económica se encuentra presente como una forma de control patriarcal, provocando un dominio de la figura masculina aspectos no sólo económicos, sino sociales o psicológicos, entre otros. La mujer se encuentra anulada y dependiente, siendo más sencillo caer en los roles de género asociados a su persona. Esto se termina intensificando con otros aspectos y sucesos que la mujer afronta, como la maternidad o la enfermedad de un ser querido. Se ejerce entonces un papel de cuidadora y defensora, lo que puede ser entendido como una aceptación del rol impuesto y muchas veces provoca una aceptación a este destino no elegido y que apaga cada vez más la idea de libertad económica y personal.

Por último, se recalca como esta imposición de género mediante la violencia económica llega a abordar y ser ejercida no solamente por el hombre como persona individual, sino por una sociedad patriarcal, dependiente de clases y en la que muchas veces la propia mujer las perpetúa, poniendo en evidencia cómo los roles de género son aprendidos, justificados, causa y consecuencia.

 

Bibliografía

Lorber, J. “Paradoxes of gender.” Yale University Press. New Haven, Estados Unidos, 1994.

Martínez, Layla. Carcoma. Málaga: Amor de madre, 2021.

Molina Gallardo, V. Violencia económica contra la mujer: generalizada, invisible y sin una respuesta eficaz. Agencia EFEhttps://efe.com/espana/2023-09-11/violencia-economica-mujer-machismo/, 2023

Slimani, Leila. El país de los otros. Madrid: Cabaret Voltaire, 2023.

Un juzgado Penal de Mataró solicita tipificar la “violencia económica” como modalidad de violencia de género. Poder Judicial España. 2021 https://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Noticias-Judiciales/Un-juzgado-Penal-de-Mataro-solicita-tipificar-la–violencia-economica–como-modalidad-de-violencia-de-genero

 

 

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Guerra, guerra, guerra

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Guerra, guerra, guerra

La mujer, víctima de los conflictos militares (Guerra, guerra, guerra) A modo de introducción, La obra de Leila Slimani repite hasta tres veces una atroz palabra “guerra”. Las consecuencias de la guerra son catastróficas: pérdidas humanas, desplazamientos masivos y violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos. Siendo las mujeres y las menores las víctimas del crimen. Amnistía Internacional acusa que las violaciones a los derechos humanos se cometen en las guerras, entre ellas la violación como arma de…
La mujer, víctima de los conflictos militares (Guerra, guerra, guerra) A modo de introducción, La obra de Leila Slimani…

La mujer, víctima de los conflictos militares

(Guerra, guerra, guerra)

A modo de introducción,

La obra de Leila Slimani repite hasta tres veces una atroz palabra “guerra”. Las consecuencias de la guerra son catastróficas: pérdidas humanas, desplazamientos masivos y violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos. Siendo las mujeres y las menores las víctimas del crimen.

Amnistía Internacional acusa que las violaciones a los derechos humanos se cometen en las guerras, entre ellas la violación como arma de guerra, el reclutamiento de menores, la destrucción contra infraestructuras civiles y población. Pero quienes más riesgo corren en los conflictos bélicos son las mujeres y los niños y niñas.

En excesivos conflictos las fuerzas combatientes han utilizado y siguen haciéndolo, la violencia sexual contra niñas y mujeres para infligir deliberadamente daño físico y psicológico, sometiéndolas a violaciones, esclavitud sexual y otras formas de tortura.

Las obras de referencia son:

  • “Hierba” de Keum Suk Gendry-Kim.
  • “El país de los otros” de Leila Slimani.

A modo de contenido

 Es necesario explicar el paralelismo entre los dos textos y del cómo sus protagonistas han sido víctimas de unos conflictos bélicos sin buscarlo.

El trama de la novela de Leila Slimani se sitúa al final de la II guerra mundial y la guerra de la independencia de Marruecos (1956), en donde la mujer fue víctima de los enfrentamientos violentos de los periodos bélicos, la guerra la vivieron en el interior de sus casas, la que va contra el marido, contra los elementos, es la guerra para llegar a ser libres.

En Marruecos gran parte de la población aún vive bajo la influjo de la tribu, donde la vida de la mujer pertenece al padre o al marido, por lo que cualquier reivindicación de la mujer es una amenaza para el hombre viviendo ésta una guerra ancestral.

“Hierba” describe la vida de Lee OK-Sun la joven coreana  que por circunstancias  forzadas acabó siendo una mujer de consuelo tras pasar una infancia llena de penalidades y desengaños.

En sendas narraciones las mujeres están oprimidas bajo el dominio patriarcal, sólo por el hecho de haberlo sido. El oriente asiático las niñas sirvieron como moneda de cambio para las familias, fueron mercantilizadas sin interés de conocer su destino o su futuro. En África el sometimiento de la mujer bajo la autoridad del patriarcado está adherido a la condición de ser mujer en el Magreb.

La polémica existencia de las mujeres de consuelo expoliadas por el ejército imperial japonés durante la segunda guerra mundial (1939-1945). Con la promesa de obtener mejor vida, el ejercito nipón reclutó gran cantidad de mujeres y niñas en su mayoría chinas y coreanas para su explotación como esclavas sexuales.

Existe una numerosa bibliografía que describe el horror que sufrieron estas jóvenes.

Acerca de las vivencias personales: “Crisantemo blanco” de Mary Lynn Bracht,  “Los viernes”, tomo cuatro ,de Juan Forn. “La violación de Nanking” de Iris Chang.

De denuncia: “El holocausto asiático” de Lawrence Rees. “la violación como práctica de guerra…” de Elisabeth Jean Wood. “Violencia sexual en conflictos armados” Varios autores. “Malvas marchitas: las mujeres de consuelo coreanas” Lilia Muñoz.

De reparación del conflicto:  https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2015/09/70-years-on-comfort-women-speak-out-so-the-truth-wont-die/,   http://contents.nahf.or.kr/english/item/level.do?levelId=iswt_003e&langTypes=e

https://www.roc-taiwan.org/es_es/post/6302.html

La literatura de la mujer en Marruecos en su mayoría es de denuncia, existe una especie de pudor para explicar su realidad social. Entre las obras publicadas destacaría:

“Ellas salen, Nosotras salimos” de Sara Carmona Benito, “La mujer en la perspectiva intercultural” de Encarna Soriano, “Marruecos a través de sus mujeres” de Fátima Mernissi.

Las escritoras magrebíes se inspiran a través de sus experiencias personales y en consecuencia escriben sobre todo lo que se refiere a su entorno vital y su desarrollo social, y aquellos aspectos que por tradición impuesta, dificultan el crecimiento de las mujeres.

A modo de análisis

 Se hace evidente que el edadismo es una influencia en ambas culturas para subliminar la autoestima en la mujer y por tanto forjará su actitud vital. Según una  tradición muy enraizada ser niña en los países asiáticos así como en el Magreb, no es considerada como un miembro útil de la sociedad sirviendo, en el mejor de los casos, para la limpieza de la casa, la cocina y siendo una carga para los padres el poder mantenerla, alimentarla y ahorrar hasta obtener una dote para poder casarla, por lo tanto el valor de las niñas es nulo. En la obra de Gendry-Kim los padres de la protagonista, venden a esta por dos motivos: especular con la venta de una hija beneficiándose de un dinero y por otro lado evitar seguir manteniendo a un miembro improductivo. La evolución vital de esa joven fue la de pasar a manos de varias familias, siguiendo el mismo patrón especulativo hasta ser retenida por el ejército japonés. La interseccionalidad marca el desarrollo de Lee Ok-Sun.

Por otro lado el patriarcado por medio del cual se justifica un sistema de poder y de desigualdad de género, hace que el hombre ejerza el poder y el control en el espacio público, relegando a la mujer al espacio doméstico y evidentemente a realizar la función reproductora. En el caso de la ficción “El país de los otros” ubicada en Meknés en el norte de Marruecos en 1947, las mujeres están supeditadas al marido, lo cual provoca una especie de asfixia por no poder elevar la voz o plantarse. La insubordinación frente al marido o de quien ejerza la patria potestad de estas, hace que el hombre se abata entre una serie de prejuicios que le provoque caer en el alcohol, la desavenencia con otros hombres incluso llegar al divorcio a través del repudio.

El informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la Resolución 1325 sobre “Las mujeres en los conflictos y postconflictos armados “y refrenda que las mujeres son las que sufren las peores consecuencias en los conflictos armados, debido a que las niñas y estas sufren una mayor discriminación, en consecuencia son más vulnerables en los conflictos armados. El documento señala que “Nunca más se aceptaría la violencia sexual como producto inevitable de la guerra”.

Pero a pesar de las buenas intenciones, las violaciones  y vejaciones a las mujeres y a hombres son considerados delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, ignorando las cuestiones de violencia sexual, así las victimas por violencia sexual las excluyen para recibir asistencia, justicia o cualquier clase de reparación, si no todo lo contrario ese tipo de victimas suelen sufrir el rechazo de sus propias familias o comunidad.

Un informe de Amnistía Internacional, publicado el 11 de agosto del 2021, a raíz de conflicto bélico en Tigray, región de Etiopía denuncia que el uso de “la violación, violación en grupo, esclavitud sexual, mutilación sexual y la tortura” como arma de guerra en contra de las mujeres y niñas, sirve como estrategia para aterrorizar, degradar y humillar a las victimas y al bloque atacado, confirmando que la mujer es la víctima principal de los enfrentamientos bélicos. Muchos de los países en donde las mujeres padecen violencia sexual, son lugares en donde las normas y costumbres son extremadamente patriarcales.

Por último hay que destacar las secuelas a la que es sometida la victima por: agresión sexual, el abuso físico, emocional o verbal pueden tener efectos a largo plazo en la salud mental de la mujer.

Noemí Pereda directora del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (Grevia) de la Universidad de Barcelona, asegura en su informe que “La mayoría de estudios siguen constatando una relación directa entra la experiencia de abuso sexual y el posterior desarrollo de problemas psicológicos”, es decir la mujer, tras un acto de violencia  se enfrentará: a problemas con las relaciones interpersonales, a problemas de relación con la pareja como miedo mantener relaciones sexuales, así como animadversión a tener sexo, a problemas de la “revictimización”. Y otros problemas físicos como desgarros, enfermedades venéreas, traumas y desfiguraciones.

A modo de conclusión

 La mujer, víctima de los conflictos militares.

En la mayoría de países con predominio patriarcal las niñas y mujeres viven bajo un sometimiento autoritario heredero del autoritarismo sexista, lo que hace muy vulnerable a la mujer y a las niñas especialmente. Esta mentalidad inducida facilita que ellas asuman vivir en un segundo plano.

En tiempos bélicos la violencia sexual es una práctica de guerra y son daños colaterales e inevitables durante los conflictos armados. El enjuiciamiento a estos delitos han tenido disparejos resultados, así el Tribunal Militar Internacional para el lejano Oriente consiguió condenar al ejercito japonés por violencia sexual y a oficiales nipones juzgarles por crímenes de guerra.

La violación y otras formas de violencia sexual se identifica a las infracciones graves del derecho internacional, comportan responsabilidad penal y deben ser juzgadas. Todos los Estados están obligados a tipificarlos como delitos en las legislaciones nacionales, así como investigar de manera efectiva y juzgar cualquier caso de violencia sexual. (Comité Internacional de la Cruz Roja).

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:

Álvarez, P. (2019) Tiempo y terapia contra las secuelas de una violación. El País, Madrid 06 Jun. Recuperado de: https://elpais.com/sociedad/2019/06/05/actualidad/1559754360_349017.html

Amnistía Internacional. (S/F). Conflictos Armados. Recuperado de: https://www.amnesty.org/es/what-we-do/armed-conflict/

Amnistía International (2021). Ethiopia: “I don´t Know if they realized I was a person…”. Recuperado de:https://www.amnesty.org/en/documents/afr25/4569/2021/en/

Artime, C; Gatell, M; Iribarren, T, (S/F) Violencia, corporalidad y simbolismo en la novela gráfica memorialista protagonizada por mujeres. Cuadernos del Centro de Estudios en Diseño y Comunicación. Cuaderno 123 (pág. 55-72)

Castaño, A. (2021) Leila Slimani: “Es necesario descolonizar el cuerpo de las mujeres”. El Asombrario&Co. Recuperado de:  https://elasombrario.publico.es/leila-slimani-necesario-descolonizar-cuerpo-mujeres/

Chafai, L.  (1997) Las mujeres sujeto de marginación en Marruecos. Anales de la Historia Contemporánea, 13 (Madrid).

García, A. (2021) “Mujeres de consuelo”: esclavas sexuales en el Imperio Japonés. Descifrando la guerra. Recuperado de:

https://www.descifrandolaguerra.es/mujeres-de-consuelo-esclavas-sexuales-en-el-imperio-japones/

Iribarren, T.; Gatell Pérez, M.; Serrano-Muñoz; J., Clua i Fainé, M. (2023) Literatura y violencias machistas. Guía para trabajos académicos.(pág. 79-153). Ca´Foscari. Venecia.

Seelinger, K. T., & Wood, E. J. (2021). La violencia sexual como práctica de guerra: implicaciones para la investigación y enjuiciamiento de crímenes atroces. Revista de Estudios Socio-Jurídicos, 23(1), 1-41. Recuperado de: https://revistas.urosario.edu.co/xml/733/73365628004/html/index.html

 

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Entre las paredes del hogar: la opresión femenina en la literatura

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Entre las paredes del hogar: la opresión femenina en la literatura

En la literatura contemporánea, se exploran temas profundos que reflejan las realidades sociales, emocionales y psicológicas de diversos segmentos de la sociedad. Hay novelas como Carcoma de Layla Martínez y Regreso al Edén de Paco Roca que abarcan temas como la violencia, la opresión, la memoria y la búsqueda de identidad. En concreto, este ensayo pretende exponer y analizar el concepto del hogar como lugar de opresión y encierro, especialmente para las mujeres. Asimismo, nos centraremos en cómo el entorno…
En la literatura contemporánea, se exploran temas profundos que reflejan las realidades sociales, emocionales y psicológicas de diversos segmentos…

En la literatura contemporánea, se exploran temas profundos que reflejan las realidades sociales, emocionales y psicológicas de diversos segmentos de la sociedad. Hay novelas como Carcoma de Layla Martínez y Regreso al Edén de Paco Roca que abarcan temas como la violencia, la opresión, la memoria y la búsqueda de identidad. En concreto, este ensayo pretende exponer y analizar el concepto del hogar como lugar de opresión y encierro, especialmente para las mujeres. Asimismo, nos centraremos en cómo el entorno doméstico puede convertirse en una trampa para las mujeres que lo habitan y cuyas voces y aspiraciones son sofocadas por las normas sociales y las expectativas de género.

Desde tiempos inmemoriales, la imagen de la mujer como «ángel del hogar» ha permeado las estructuras sociales y culturales, definiendo roles y expectativas de género arraigados en muchas sociedades. Esta noción, que emergió en el siglo XIX durante la época victoriana, idealizaba a la mujer como una figura pura, virtuosa y abnegada cuya principal función era cuidar del hogar, criar a los hijos y satisfacer las necesidades emocionales de la familia.

Aunque la representación de la mujer como ángel del hogar puede parecer romántica a primera vista, detrás de esta idealización se escondían y perpetuaban profundas desigualdades de género y limitaciones para las mujeres. Este concepto las situaba en un pedestal doméstico, encerrándolas en roles restrictivos que limitaban su participación en la esfera pública y su autonomía individual. Se esperaba que las mujeres sacrificaran sus propias aspiraciones y deseos en aras del bienestar y la comodidad de sus esposos e hijos, relegando sus propias necesidades al segundo plano. Esta idealización, aunque en apariencia enaltecedora, servía como una herramienta de opresión que reforzaba las estructuras patriarcales y perpetuaba la subordinación femenina. El prototipo de “mujer de su casa” “se basaba en el ideario de la domesticidad y el culto a la maternidad como máximo horizonte de realización de la mujer” (Nash 1994, 161) y “la elaboración de su identidad personal propia se desarrollaba a partir del matrimonio y de la maternidad sin posibilidad de crear un proyecto social, cultural o laboral autónomo.” (Nash 1994, 162).

En las dos novelas analizadas, el hogar y la casa tienen un significado diferente. En «Carcoma», se retrata un lugar de opresión y angustia, donde las protagonistas se sienten atrapadas por las sombras del pasado y las expectativas sociales. La casa es una prisión emocional, donde las mujeres sufren la violencia física, psicológica y social impuesta por las figuras masculinas y las normas patriarcales. El resentimiento y la venganza se convierten en motores de la narrativa, mostrando cómo la opresión puede alimentar un ciclo interminable de dolor y sufrimiento:

La casa estrechó sus muros y sus techos sobre nosotras, se non echó encima quién sabe si para protegernos o para ahogarnos, quizá para las dos cosas porque entre estas cuatro paredes no hay mucha diferencia. (p. 8)

Ya os lo he dicho, de esta casa no se marcha nadie. Estamos atrapadas aquí, nosotras y las sombras. La vieja tiene razón, nunca acabé de creerme que estuviese atrapada en esta casa por más que me lo dijese. (p. 36)

Por otro lado, en «Regreso al Edén», la casa de Antonia también funciona como una prisión emocional, donde la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades limitan su capacidad para perseguir sus sueños y aspiraciones. La casa se convierte, pues, en un símbolo de las restricciones impuestas por la sociedad patriarcal, donde las mujeres están relegadas a roles domésticos y carecen de voz y poder de decisión.

Una mujer debe trabajar para ayudar a su familia. Pero solo hasta que se case. Luego su trabajo es cuidar del marido (p. 70).

El mundo real era algo muy complejo para Antonia y se sentía incómoda en él. Nunca tuvo curiosidad o interés por entenderlo. En lugar de eso, prefirió mantener a su marido y a sus hijos dentro de su burbuja alejada del mundo real (p. 92).

A lo largo de ambas novelas, los personajes luchan por liberarse de las cadenas de su entorno doméstico, buscando escapar de la opresión y encontrar su propio camino hacia la libertad y la autonomía. Lo hacen cada una a su manera: unas desafían activamente las normas y expectativas impuestas por su familia y su sociedad, buscando venganza y justicia por los abusos sufridos, y otras luchan por encontrar su voz y su identidad en un mundo dominado por hombres, contradiciendo las expectativas de género y las limitaciones impuestas por su entorno familiar y social.

¿Cuáles eran las consecuencias para una mujer que desafiaba activamente el papel impuesto por la sociedad en su época? En muchos contextos históricos, las mujeres que se alejaban del rol tradicionalmente asignado eran a menudo etiquetadas como «locas» o incluso «brujas». Este estigma se derivaba del miedo y la incomodidad que sentía la sociedad ante cualquier desviación de la norma establecida. Las mujeres que buscaban independencia, educación o expresión personal más allá de los límites prescritos eran vistas como una amenaza al orden social y al control masculino sobre la esfera pública y privada. En consecuencia, eran marginadas, estigmatizadas y, en algunos casos extremos, perseguidas y castigadas. Este fenómeno ilustra el poder del patriarcado en la construcción y aplicación de normas sociales, así como la resistencia que enfrentaban las mujeres que buscaban liberarse de esas restricciones.

Nos ayuda a entenderlo mejor Silvia Federici, la autora de “Caza de brujas, guerra contra las mujeres” (2018), obra muy útil para entender cómo las normas de género y el control sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres estaban estrechamente relacionados con la opresión sistemática y la violencia contra ellas. La caza de brujas fue más que una serie de persecuciones individuales; fue un fenómeno social y político que tuvo como objetivo controlar y someter a las mujeres, en particular a aquellas que desafiaban las normas establecidas de género y poder. Las mujeres acusadas de brujería frecuentemente eran aquellas que se destacaban de alguna manera en la sociedad: podían ser curanderas, parteras, mujeres independientes, propietarias de tierras o simplemente aquellas que no se ajustaban a los roles tradicionales de esposas y madres sumisas. Las acusaciones de brujería, por tanto, se utilizaban como herramienta para controlar y reprimir cualquier forma de autonomía femenina, sexualidad no normativa o resistencia al poder masculino. Las armas eran el miedo, la violencia y la opresión sistemática.

Sin embargo, en el mundo de la literatura, se conocen otros personajes femeninos que han desafiado esta condición y nos pueden servir de ejemplo. Uno de ellos es “Medea”, protagonista de la tragedia de Eurípides quien desafía audazmente los roles de género arraigados en su sociedad. Medea no es simplemente una mujer en la trama; es una mujer de gran inteligencia y pasión que se niega a someterse a las expectativas tradicionales de sumisión y silencio. En el contexto de la antigua Grecia, donde las mujeres eran consideradas principalmente como esposas y madres cuyo propósito era servir y obedecer a sus maridos, Medea representa una ruptura radical. Se rehúsa a ser definida por su relación con un hombre y en su lugar busca autonomía y venganza por las injusticias que ha sufrido. Su acto más extremo, el asesinato de sus propios hijos para herir a Jasón, su esposo infiel, muestra el alcance de su desafío a las normas sociales y su rechazo de los roles maternales convencionales.

La figura de Medea trasciende las limitaciones de su tiempo y lugar, convirtiéndose en un símbolo atemporal de resistencia y poder femenino. Su historia sigue resonando a lo largo de los siglos como un recordatorio de la capacidad de las mujeres para reclamar su propia voz en un mundo dominado por hombres. Al igual que las mujeres acusadas de brujería en la Europa medieval y moderna, Medea es demonizada y vilipendiada por su desviación de lo que se considera apropiado para una mujer. Su rechazo para conformarse con los roles femeninos convencionales la convierte en una amenaza para el orden social establecido, y como resultado, es marginada y castigada.

En conclusión, el examen detallado del hogar como lugar de opresión nos confronta con la cruda realidad de las restricciones impuestas a las mujeres a lo largo de la historia. A través de la literatura, hemos evidenciado cómo el ideal del «ángel del hogar» ha perpetuado desigualdades de género, limitando la libertad y la autonomía de las mujeres. Al considerar ejemplos como Medea y la caza de brujas, comprendemos que las mujeres que desafían las normas establecidas son marginadas y castigadas, revelando la resistencia arraigada en la lucha por la igualdad. En este sentido, es fundamental no solo reconocer estas injusticias, sino también trabajar activamente para desmantelar las estructuras patriarcales que las perpetúan, garantizando así un futuro más justo e igualitario para todas las personas.

Laura Pollachini García

Bibliografía

Arrillaga, María. “Resistencia Feminista y El Angel Del Hogar.” Caribbean Studies 25, no. 3/4 (1992): 355–72. http://www.jstor.org/stable/25613081.

Federici, Silvia. “Caccia alle streghe, guerra alle donne”. Segunda edición: diciembre 2020 (2018). Nero Edizioni

Fernández, Florinda Riquer. “BRUJAS E IDENTIDAD FEMENINA (SABER, PODER Y SEXUALIDAD).” In Trabajo, Poder y Sexualidad, edited by Orlandina de Oliveira, 1st ed., 331–58. El Colegio de Mexico, 1989. https://doi.org/10.2307/j.ctv26d9qb.24.

Martínez, Layla. “Carcoma”. Editor digital: Titivillus (2021)

Nash, Mary. “Experiencia y Aprendizaje: La Formación Histórica de Los Feminismos En España.” Historia Social, no. 20 (1994): 151–72.

http://www.jstor.org/stable/40340642.

Roca, Paco. 2021. “Regreso al Edén”. Astiberri Ediciones

Verea, Cristina Palomar. “‘Malas Madres’: La Construcción Social de La Maternidad.” Debate Feminista 30 (2004): 12–34. http://www.jstor.org/stable/42624829.

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La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos “Toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes“. (Marx, 1848). Las palabras de Marx siguen resonando, indiscutiblemente, en la literatura contemporánea. A pesar de los años, podríamos llegar a afirmar que es un tema que nos atañe más, si cabe decirlo. No importa que seas una joven japonesa o una joven española; la brecha social te afectará especialmente…
La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos “Toda la historia ha sido una historia de luchas…

La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos

“Toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes“. (Marx, 1848).

Las palabras de Marx siguen resonando, indiscutiblemente, en la literatura contemporánea. A pesar de los años, podríamos llegar a afirmar que es un tema que nos atañe más, si cabe decirlo. No importa que seas una joven japonesa o una joven española; la brecha social te afectará especialmente si eres mujer.

Autoras como Mieko Kawakami y Layla Martínez, a través de las lentes de ficción, se encargaran de explorar las dinámicas sociales y del poder que moldea la vida humana. Nos ofrecerán una reflexión, desde dos puntos de vista totalmente opuestos como Japón y España, sobre las complejas intersecciones entre la lucha de clases y otros aspectos indisociables de la experiencia humana como el género y la identidad personal.

Lejos resuenan los pasos del pequeño Oliver recorriendo las lluviosas calles de Londres que suscitaban la compasión de todos. A decir verdad, si hablamos de clase social, es imperativo considerar no solo el género, sino también la raza, la religión e incluso la localización geográfica. De hecho, como se ilustrará más adelante, la experiencia de ser pobre y mujer, queda condicionada por el tipo de área metropolitana en el que hayas nacido.

Para ayudarnos, traeremos a coalición el concepto de interseccionalidad que, tal como definía Mara Viveros, “Es la expresión utilizada para designar la perspectiva teórica y metodológica que busca dar cuenta de la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de poder”. (Viveros, 2016:2). Un concepto que nos servirá de apoyo para comprender que las personas no solo son afectadas o favorecidas, por un solo factor o etiqueta de identidad como el género, sino que se ven afectadas por infinitud de aspectos condicionantes.

Por otro lado, también cabe recordar que, nos encontramos ante manifestaciones de violencia. Las protagonistas son menospreciadas tanto por ser mujeres como pobres; como se evidencia claramente en sus vivencias.  Un fenómeno que no es tan descabellado si reflexionamos sobre la afirmación: “La violencia contra las mujeres tiene como objetivo el sostén y la reproducción del modelo y el orden patriarcales que mantienen las relaciones desiguales de poder, la superioridad de la masculinidad hegemónica y, en consecuencia, la subordinación y el control de las mujeres”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92).

Ahora bien, al considerar la intersección entre género y clase social, podemos respaldar las ideas de Norando y Scheinkman, quienes nos advierten que la conciencia de género es una parte intrínseca de la conciencia obrera, “Las mujeres de la clase obrera vivencian una experiencia de clase particular, ya que ser mujer ha implicado tener un tipo particular de experiencia social, y, por ende, histórica”. (Norando, Scheinkman, 2011:68). Es decir, las circunstancias de las mujeres de las novelas, quedarán marcadas por sus condiciones individuales.

En este punto, se evidencia cómo las protagonistas de nuestras obras se ven compelidas, debido a las circunstancias tanto sociales como individuales, a desempeñar roles como chicas de alterne en los Snaks1 japoneses, como se retrata en la novela de Kawakami, o como sirvientas en la novela de Martínez. Dos puestos de trabajo que, en resumidas cuentas, se centran en la servidumbre y la complacencia y satisfacción de hombres adinerados y empoderados tanto por su género como su estatus social. Como vemos, las protagonistas se ven fuertemente coaccionadas a llevar a cabo empleos marcados por la relación entre el género y la clase social a la que pertenecen. “Así pues, se entiende que todas las relaciones humanas enmarcadas en sociedades dominadas por los hombres estén condicionadas por este sistema de privilegios en función del género que, necesariamente, plantea un desequilibrio de poderes sistémico: la autoridad del universal masculino y la subordinación del complemento femenino”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92-93).

Aunque se han mencionado a las autoras de pasada, ahora nos disponemos a entrar en materia directamente sobre las obras. Hablamos de Pechos y Huevos (2021) de Mieko Kawakami y Carcoma (2023) de Layla Martínez. Como hemos visto hasta el momento, son dos obras que, entre muchos temas, están marcadas por la violencia de género y la violencia institucional, con especial énfasis en la diferencia de clases.

Si bien ambas obras exploran temas muy similares entre sí, presentan matices distintivos que las diferencia, como, por ejemplo, el factor cultural y la localización geográfica. Por un lado, las protagonistas de Kawakami viven entre Osaka y Tokio, mientras que, por el otro, las protagonistas de Martínez, viven en un pueblo perdido entre los montes de España. Este es un contexto geográfico que ejercerá una fuerte influencia en la trama de las novelas y condicionará la forma en cómo se relacionan las protagonistas con el mundo que las rodea.

“Cuando quieras saber lo pobre que era alguien, lo más rápido es preguntarle cuántas ventanas tenía la casa donde creció”. (Kawakami, 2021: 9). Tal como razona la autora, el número de ventanas puede ser un buen indicativo sobre el nivel de pobreza de una persona, ya que, la vestimenta o la alimentación pueden jugarnos una mala pasada. Sin embargo, en el contexto de la protagonista de Carcoma, el número de ventanas no sería un indicativo de pobreza, pero sí elementos simbólicos como la indumentaria, “Esa camisa y ese pantalón eran los mismos que utilizaba para las entrevistas de trabajo porque en ellas también quería transmitir que era inocente y buena y que, por tanto, estaba más que dispuesta a ser explotada salvajemente”. (Martínez, 2023: 12).

Por otro lado, otra diferencia significativa que evidencia la experiencia de la pobreza según la ubicación geográfica, sería el acceso a los recursos. Tanto la protagonista de Pechos y huevos como su sobrina, si bien nacieron en un ambiente de pobreza, consiguen acceder a la educación y sortear, con dignidad, la pobreza que las acechaba. Sin embargo, nuestra joven montaraz, al igual que el resto de sus predecesoras familiares, no tuvieron la misma suerte. “A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir”. (Martínez, 2023: 61). Una realidad que contrastaría con la imagen de la hija menor de la hermana de la protagonista de Pechos y huevos. De hecho, desde una mirada alertadora y crítica, pensaba que su madre era una fracasada, “Necesito tener una profesión. Mama no tiene. Tener una profesión”. (Kawakami, 2021: 86).

Ahora bien, indistintamente del factor cultural o la localización geográfica, existen puntos en común entre ambas protagonistas que, si cabe, acentuarán más su condición de ser mujeres en situación de pobreza. En primer lugar, aunque ya se ha mencionado, encontramos los puestos de trabajo a los que se ven obligadas, forzadas, a aceptar. Como son el caso de la servidumbre para las protagonistas rurales, o los snaks en japón. Aunque también llevaban a cabo otros trabajos “Lo que sí recuerdo son las imágenes de la fábrica donde hacía trabajillos, ocultando mi edad, durante largas vacaciones de primavera, verano e invierno de secundario”. (Kawakami, 2021: 19).

Por último, y más aterrador aún que la pobreza, es la violencia machista que reciben las mujeres que, parece acentuada por la clase social a la que pertenecen. En Carcoma, se observa la violencia manifestada en actos de machismo como el que lleva a cabo el padre de la abuela, quien además de ejercer como proxeneta y prostituir a sus chicas, las maltrataba y engañaba. Y, a pesar de su matrimonio, tampoco cambió, “Las palizas empezaron enseguida. De eso mi madre nunca me habló, pero me lo contó la Carmen, que lo había oído en el pueblo”. (Martínez, 2023: 40). En Carcoma, la violencia es principalmente de naturaleza doméstica, ya sea entre la niña y la abuela, o de matiz económico, como se refleja en las relaciones de poder que existen con la familia de los Jarabo. 

Sin embargo, en Pechos y huevos, más allá de pequeños altercados y enfados que puede haber en cualquier familia, se dan muestras de violencia machista y abuso de la autoridad patriarcal como el caso del padre que pegaba tanto a la madre como a las niñas, “Por cualquier tontería se ponía de mal humor y empezaba a gritar sin más; a veces, cuando bebía, en un arrebato de cólera pegaba a mi madre. Y, una vez puesto, encontraba pretextos para darnos una paliza también a Makiko y a mí”. (Kawakami, 2021: 15).

Para terminar, la historia es una sucesión de la lucha de clases, como hemos visto reafirmado en el contexto de las obras de Mieko Kawakami y Layla Martínez; el pensamiento de Marx sigue resonando con la fuerza de los tambores literarios.

En resumidas cuentas, las autoras exploran las complejas intersecciones entre la lucha de clases, el género y la identidad personal de las protagonistas. Desde esta encrucijada interseccional, observamos como factores como la cultura y la procedencia geográfica moldean, desafortunadamente, la experiencia vital de las protagonistas.

A modo de opinión final, estamos hablando de dos obras que nos invitan a reflexionar acerca de las intrincadas relaciones sociales y de poder que afectan indistintamente de si hablamos de una ciudad japonesa o de un remoto pueblo montaraz español. Nos recuerdan que sigue siendo una lucha relevante en nuestra era contemporánea y así lo reafirma la literatura.

 

 

Notas:

  1. Snaks: En japón, los snaks son locales donde las mujeres atienden a los clientes detrás de la barra. Suelen permanecer abiertos hasta pasada la medianoche, y los clientes son principalmente hombres que acuden a beber bebidas alcohólicas y charlar con las jóvenes que trabajan allí.

 

Bibliografía:

  • Arriagada, I. (2005). Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género. En: Revista de la Cepal 85. (págs. 101-113).
  • Iribarren, T; Gatell, M; Serrano, J; Clua i Fainé, M. (2023). Literatura y violencias machistas. Venezia: Edizioni Ca’ Foscari.
  • Kawakami, M. (2021). Pechos y huevos (2019). Barcelona: Seix Barral.
  • Martínez, L. (2023). Carcoma (2021). Málaga: Editorial amor de madre.
  • Marx, K; Engels, F. (2022). Manifiesto del Partido Comunista (1848). Madrid: Alianza Editorial.
  • Norando, V., & Scheinkman, L. (2011). Roles sexuales y lucha de clases. La huelga de las obreras de la casa Gratry, Nueva Pompeya, 1936.“Género” y “clase” en disputa. En: Razón y Revolución. Dossier: Los rostros de la clase obrera. Nº21. (Págs. 65-85). FFyL – UBA.
  • Segato, R. (2016). La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños.
  • Viveros, M. V. (2016). La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación. En: Debates feministas. Volumen: 52. (Págs. 1-17).

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