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Borrador ensayo

La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos

“Toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes“. (Marx, 1848).

Las palabras de Marx siguen resonando, indiscutiblemente, en la literatura contemporánea. A pesar de los años, podríamos llegar a afirmar que es un tema que nos atañe más, si cabe decirlo. No importa que seas una joven japonesa o una joven española; la brecha social te afectará especialmente si eres mujer.

Autoras como Mieko Kawakami y Layla Martínez, a través de las lentes de ficción, se encargaran de explorar las dinámicas sociales y del poder que moldea la vida humana. Nos ofrecerán una reflexión, desde dos puntos de vista totalmente opuestos como Japón y España, sobre las complejas intersecciones entre la lucha de clases y otros aspectos indisociables de la experiencia humana como el género y la identidad personal.

Lejos resuenan los pasos del pequeño Oliver recorriendo las lluviosas calles de Londres que suscitaban la compasión de todos. A decir verdad, si hablamos de clase social, es imperativo considerar no solo el género, sino también la raza, la religión e incluso la localización geográfica. De hecho, como se ilustrará más adelante, la experiencia de ser pobre y mujer, queda condicionada por el tipo de área metropolitana en el que hayas nacido.

Para ayudarnos, traeremos a coalición el concepto de interseccionalidad que, tal como definía Mara Viveros, “Es la expresión utilizada para designar la perspectiva teórica y metodológica que busca dar cuenta de la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de poder”. (Viveros, 2016:2). Un concepto que nos servirá de apoyo para comprender que las personas no solo son afectadas o favorecidas, por un solo factor o etiqueta de identidad como el género, sino que se ven afectadas por infinitud de aspectos condicionantes.

Por otro lado, también cabe recordar que, nos encontramos ante manifestaciones de violencia. Las protagonistas son menospreciadas tanto por ser mujeres como pobres; como se evidencia claramente en sus vivencias.  Un fenómeno que no es tan descabellado si reflexionamos sobre la afirmación: “La violencia contra las mujeres tiene como objetivo el sostén y la reproducción del modelo y el orden patriarcales que mantienen las relaciones desiguales de poder, la superioridad de la masculinidad hegemónica y, en consecuencia, la subordinación y el control de las mujeres”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92).

Ahora bien, al considerar la intersección entre género y clase social, podemos respaldar las ideas de Norando y Scheinkman, quienes nos advierten que la conciencia de género es una parte intrínseca de la conciencia obrera, “Las mujeres de la clase obrera vivencian una experiencia de clase particular, ya que ser mujer ha implicado tener un tipo particular de experiencia social, y, por ende, histórica”. (Norando, Scheinkman, 2011:68). Es decir, las circunstancias de las mujeres de las novelas, quedarán marcadas por sus condiciones individuales.

En este punto, se evidencia cómo las protagonistas de nuestras obras se ven compelidas, debido a las circunstancias tanto sociales como individuales, a desempeñar roles como chicas de alterne en los Snaks1 japoneses, como se retrata en la novela de Kawakami, o como sirvientas en la novela de Martínez. Dos puestos de trabajo que, en resumidas cuentas, se centran en la servidumbre y la complacencia y satisfacción de hombres adinerados y empoderados tanto por su género como su estatus social. Como vemos, las protagonistas se ven fuertemente coaccionadas a llevar a cabo empleos marcados por la relación entre el género y la clase social a la que pertenecen. “Así pues, se entiende que todas las relaciones humanas enmarcadas en sociedades dominadas por los hombres estén condicionadas por este sistema de privilegios en función del género que, necesariamente, plantea un desequilibrio de poderes sistémico: la autoridad del universal masculino y la subordinación del complemento femenino”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92-93).

Aunque se han mencionado a las autoras de pasada, ahora nos disponemos a entrar en materia directamente sobre las obras. Hablamos de Pechos y Huevos (2021) de Mieko Kawakami y Carcoma (2023) de Layla Martínez. Como hemos visto hasta el momento, son dos obras que, entre muchos temas, están marcadas por la violencia de género y la violencia institucional, con especial énfasis en la diferencia de clases.

Si bien ambas obras exploran temas muy similares entre sí, presentan matices distintivos que las diferencia, como, por ejemplo, el factor cultural y la localización geográfica. Por un lado, las protagonistas de Kawakami viven entre Osaka y Tokio, mientras que, por el otro, las protagonistas de Martínez, viven en un pueblo perdido entre los montes de España. Este es un contexto geográfico que ejercerá una fuerte influencia en la trama de las novelas y condicionará la forma en cómo se relacionan las protagonistas con el mundo que las rodea.

“Cuando quieras saber lo pobre que era alguien, lo más rápido es preguntarle cuántas ventanas tenía la casa donde creció”. (Kawakami, 2021: 9). Tal como razona la autora, el número de ventanas puede ser un buen indicativo sobre el nivel de pobreza de una persona, ya que, la vestimenta o la alimentación pueden jugarnos una mala pasada. Sin embargo, en el contexto de la protagonista de Carcoma, el número de ventanas no sería un indicativo de pobreza, pero sí elementos simbólicos como la indumentaria, “Esa camisa y ese pantalón eran los mismos que utilizaba para las entrevistas de trabajo porque en ellas también quería transmitir que era inocente y buena y que, por tanto, estaba más que dispuesta a ser explotada salvajemente”. (Martínez, 2023: 12).

Por otro lado, otra diferencia significativa que evidencia la experiencia de la pobreza según la ubicación geográfica, sería el acceso a los recursos. Tanto la protagonista de Pechos y huevos como su sobrina, si bien nacieron en un ambiente de pobreza, consiguen acceder a la educación y sortear, con dignidad, la pobreza que las acechaba. Sin embargo, nuestra joven montaraz, al igual que el resto de sus predecesoras familiares, no tuvieron la misma suerte. “A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir”. (Martínez, 2023: 61). Una realidad que contrastaría con la imagen de la hija menor de la hermana de la protagonista de Pechos y huevos. De hecho, desde una mirada alertadora y crítica, pensaba que su madre era una fracasada, “Necesito tener una profesión. Mama no tiene. Tener una profesión”. (Kawakami, 2021: 86).

Ahora bien, indistintamente del factor cultural o la localización geográfica, existen puntos en común entre ambas protagonistas que, si cabe, acentuarán más su condición de ser mujeres en situación de pobreza. En primer lugar, aunque ya se ha mencionado, encontramos los puestos de trabajo a los que se ven obligadas, forzadas, a aceptar. Como son el caso de la servidumbre para las protagonistas rurales, o los snaks en japón. Aunque también llevaban a cabo otros trabajos “Lo que sí recuerdo son las imágenes de la fábrica donde hacía trabajillos, ocultando mi edad, durante largas vacaciones de primavera, verano e invierno de secundario”. (Kawakami, 2021: 19).

Por último, y más aterrador aún que la pobreza, es la violencia machista que reciben las mujeres que, parece acentuada por la clase social a la que pertenecen. En Carcoma, se observa la violencia manifestada en actos de machismo como el que lleva a cabo el padre de la abuela, quien además de ejercer como proxeneta y prostituir a sus chicas, las maltrataba y engañaba. Y, a pesar de su matrimonio, tampoco cambió, “Las palizas empezaron enseguida. De eso mi madre nunca me habló, pero me lo contó la Carmen, que lo había oído en el pueblo”. (Martínez, 2023: 40). En Carcoma, la violencia es principalmente de naturaleza doméstica, ya sea entre la niña y la abuela, o de matiz económico, como se refleja en las relaciones de poder que existen con la familia de los Jarabo. 

Sin embargo, en Pechos y huevos, más allá de pequeños altercados y enfados que puede haber en cualquier familia, se dan muestras de violencia machista y abuso de la autoridad patriarcal como el caso del padre que pegaba tanto a la madre como a las niñas, “Por cualquier tontería se ponía de mal humor y empezaba a gritar sin más; a veces, cuando bebía, en un arrebato de cólera pegaba a mi madre. Y, una vez puesto, encontraba pretextos para darnos una paliza también a Makiko y a mí”. (Kawakami, 2021: 15).

Para terminar, la historia es una sucesión de la lucha de clases, como hemos visto reafirmado en el contexto de las obras de Mieko Kawakami y Layla Martínez; el pensamiento de Marx sigue resonando con la fuerza de los tambores literarios.

En resumidas cuentas, las autoras exploran las complejas intersecciones entre la lucha de clases, el género y la identidad personal de las protagonistas. Desde esta encrucijada interseccional, observamos como factores como la cultura y la procedencia geográfica moldean, desafortunadamente, la experiencia vital de las protagonistas.

A modo de opinión final, estamos hablando de dos obras que nos invitan a reflexionar acerca de las intrincadas relaciones sociales y de poder que afectan indistintamente de si hablamos de una ciudad japonesa o de un remoto pueblo montaraz español. Nos recuerdan que sigue siendo una lucha relevante en nuestra era contemporánea y así lo reafirma la literatura.

 

 

Notas:

  1. Snaks: En japón, los snaks son locales donde las mujeres atienden a los clientes detrás de la barra. Suelen permanecer abiertos hasta pasada la medianoche, y los clientes son principalmente hombres que acuden a beber bebidas alcohólicas y charlar con las jóvenes que trabajan allí.

 

Bibliografía:

  • Arriagada, I. (2005). Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género. En: Revista de la Cepal 85. (págs. 101-113).
  • Iribarren, T; Gatell, M; Serrano, J; Clua i Fainé, M. (2023). Literatura y violencias machistas. Venezia: Edizioni Ca’ Foscari.
  • Kawakami, M. (2021). Pechos y huevos (2019). Barcelona: Seix Barral.
  • Martínez, L. (2023). Carcoma (2021). Málaga: Editorial amor de madre.
  • Marx, K; Engels, F. (2022). Manifiesto del Partido Comunista (1848). Madrid: Alianza Editorial.
  • Norando, V., & Scheinkman, L. (2011). Roles sexuales y lucha de clases. La huelga de las obreras de la casa Gratry, Nueva Pompeya, 1936.“Género” y “clase” en disputa. En: Razón y Revolución. Dossier: Los rostros de la clase obrera. Nº21. (Págs. 65-85). FFyL – UBA.
  • Segato, R. (2016). La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños.
  • Viveros, M. V. (2016). La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación. En: Debates feministas. Volumen: 52. (Págs. 1-17).

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