Guerra, guerra, guerra
La mujer, víctima de los conflictos militares
(Guerra, guerra, guerra)
A modo de introducción,
La obra de Leila Slimani repite hasta tres veces una atroz palabra “guerra”. Las consecuencias de la guerra son catastróficas: pérdidas humanas, desplazamientos masivos y violaciones del derecho internacional y de los derechos humanos. Siendo las mujeres y las menores las víctimas del crimen.
Amnistía Internacional acusa que las violaciones a los derechos humanos se cometen en las guerras, entre ellas la violación como arma de guerra, el reclutamiento de menores, la destrucción contra infraestructuras civiles y población. Pero quienes más riesgo corren en los conflictos bélicos son las mujeres y los niños y niñas.
En excesivos conflictos las fuerzas combatientes han utilizado y siguen haciéndolo, la violencia sexual contra niñas y mujeres para infligir deliberadamente daño físico y psicológico, sometiéndolas a violaciones, esclavitud sexual y otras formas de tortura.
Las obras de referencia son:
- “Hierba” de Keum Suk Gendry-Kim.
- “El país de los otros” de Leila Slimani.
A modo de contenido
Es necesario explicar el paralelismo entre los dos textos y del cómo sus protagonistas han sido víctimas de unos conflictos bélicos sin buscarlo.
El trama de la novela de Leila Slimani se sitúa al final de la II guerra mundial y la guerra de la independencia de Marruecos (1956), en donde la mujer fue víctima de los enfrentamientos violentos de los periodos bélicos, la guerra la vivieron en el interior de sus casas, la que va contra el marido, contra los elementos, es la guerra para llegar a ser libres.
En Marruecos gran parte de la población aún vive bajo la influjo de la tribu, donde la vida de la mujer pertenece al padre o al marido, por lo que cualquier reivindicación de la mujer es una amenaza para el hombre viviendo ésta una guerra ancestral.
“Hierba” describe la vida de Lee OK-Sun la joven coreana que por circunstancias forzadas acabó siendo una mujer de consuelo tras pasar una infancia llena de penalidades y desengaños.
En sendas narraciones las mujeres están oprimidas bajo el dominio patriarcal, sólo por el hecho de haberlo sido. El oriente asiático las niñas sirvieron como moneda de cambio para las familias, fueron mercantilizadas sin interés de conocer su destino o su futuro. En África el sometimiento de la mujer bajo la autoridad del patriarcado está adherido a la condición de ser mujer en el Magreb.
La polémica existencia de las mujeres de consuelo expoliadas por el ejército imperial japonés durante la segunda guerra mundial (1939-1945). Con la promesa de obtener mejor vida, el ejercito nipón reclutó gran cantidad de mujeres y niñas en su mayoría chinas y coreanas para su explotación como esclavas sexuales.
Existe una numerosa bibliografía que describe el horror que sufrieron estas jóvenes.
Acerca de las vivencias personales: “Crisantemo blanco” de Mary Lynn Bracht, “Los viernes”, tomo cuatro ,de Juan Forn. “La violación de Nanking” de Iris Chang.
De denuncia: “El holocausto asiático” de Lawrence Rees. “la violación como práctica de guerra…” de Elisabeth Jean Wood. “Violencia sexual en conflictos armados” Varios autores. “Malvas marchitas: las mujeres de consuelo coreanas” Lilia Muñoz.
De reparación del conflicto: https://www.amnesty.org/es/latest/campaigns/2015/09/70-years-on-comfort-women-speak-out-so-the-truth-wont-die/, http://contents.nahf.or.kr/english/item/level.do?levelId=iswt_003e&langTypes=e
https://www.roc-taiwan.org/es_es/post/6302.html
La literatura de la mujer en Marruecos en su mayoría es de denuncia, existe una especie de pudor para explicar su realidad social. Entre las obras publicadas destacaría:
“Ellas salen, Nosotras salimos” de Sara Carmona Benito, “La mujer en la perspectiva intercultural” de Encarna Soriano, “Marruecos a través de sus mujeres” de Fátima Mernissi.
Las escritoras magrebíes se inspiran a través de sus experiencias personales y en consecuencia escriben sobre todo lo que se refiere a su entorno vital y su desarrollo social, y aquellos aspectos que por tradición impuesta, dificultan el crecimiento de las mujeres.
A modo de análisis
Se hace evidente que el edadismo es una influencia en ambas culturas para subliminar la autoestima en la mujer y por tanto forjará su actitud vital. Según una tradición muy enraizada ser niña en los países asiáticos así como en el Magreb, no es considerada como un miembro útil de la sociedad sirviendo, en el mejor de los casos, para la limpieza de la casa, la cocina y siendo una carga para los padres el poder mantenerla, alimentarla y ahorrar hasta obtener una dote para poder casarla, por lo tanto el valor de las niñas es nulo. En la obra de Gendry-Kim los padres de la protagonista, venden a esta por dos motivos: especular con la venta de una hija beneficiándose de un dinero y por otro lado evitar seguir manteniendo a un miembro improductivo. La evolución vital de esa joven fue la de pasar a manos de varias familias, siguiendo el mismo patrón especulativo hasta ser retenida por el ejército japonés. La interseccionalidad marca el desarrollo de Lee Ok-Sun.
Por otro lado el patriarcado por medio del cual se justifica un sistema de poder y de desigualdad de género, hace que el hombre ejerza el poder y el control en el espacio público, relegando a la mujer al espacio doméstico y evidentemente a realizar la función reproductora. En el caso de la ficción “El país de los otros” ubicada en Meknés en el norte de Marruecos en 1947, las mujeres están supeditadas al marido, lo cual provoca una especie de asfixia por no poder elevar la voz o plantarse. La insubordinación frente al marido o de quien ejerza la patria potestad de estas, hace que el hombre se abata entre una serie de prejuicios que le provoque caer en el alcohol, la desavenencia con otros hombres incluso llegar al divorcio a través del repudio.
El informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la Resolución 1325 sobre “Las mujeres en los conflictos y postconflictos armados “y refrenda que las mujeres son las que sufren las peores consecuencias en los conflictos armados, debido a que las niñas y estas sufren una mayor discriminación, en consecuencia son más vulnerables en los conflictos armados. El documento señala que “Nunca más se aceptaría la violencia sexual como producto inevitable de la guerra”.
Pero a pesar de las buenas intenciones, las violaciones y vejaciones a las mujeres y a hombres son considerados delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, ignorando las cuestiones de violencia sexual, así las victimas por violencia sexual las excluyen para recibir asistencia, justicia o cualquier clase de reparación, si no todo lo contrario ese tipo de victimas suelen sufrir el rechazo de sus propias familias o comunidad.
Un informe de Amnistía Internacional, publicado el 11 de agosto del 2021, a raíz de conflicto bélico en Tigray, región de Etiopía denuncia que el uso de “la violación, violación en grupo, esclavitud sexual, mutilación sexual y la tortura” como arma de guerra en contra de las mujeres y niñas, sirve como estrategia para aterrorizar, degradar y humillar a las victimas y al bloque atacado, confirmando que la mujer es la víctima principal de los enfrentamientos bélicos. Muchos de los países en donde las mujeres padecen violencia sexual, son lugares en donde las normas y costumbres son extremadamente patriarcales.
Por último hay que destacar las secuelas a la que es sometida la victima por: agresión sexual, el abuso físico, emocional o verbal pueden tener efectos a largo plazo en la salud mental de la mujer.
Noemí Pereda directora del Grupo de Investigación en Victimización Infantil y Adolescente (Grevia) de la Universidad de Barcelona, asegura en su informe que “La mayoría de estudios siguen constatando una relación directa entra la experiencia de abuso sexual y el posterior desarrollo de problemas psicológicos”, es decir la mujer, tras un acto de violencia se enfrentará: a problemas con las relaciones interpersonales, a problemas de relación con la pareja como miedo mantener relaciones sexuales, así como animadversión a tener sexo, a problemas de la “revictimización”. Y otros problemas físicos como desgarros, enfermedades venéreas, traumas y desfiguraciones.
A modo de conclusión
La mujer, víctima de los conflictos militares.
En la mayoría de países con predominio patriarcal las niñas y mujeres viven bajo un sometimiento autoritario heredero del autoritarismo sexista, lo que hace muy vulnerable a la mujer y a las niñas especialmente. Esta mentalidad inducida facilita que ellas asuman vivir en un segundo plano.
En tiempos bélicos la violencia sexual es una práctica de guerra y son daños colaterales e inevitables durante los conflictos armados. El enjuiciamiento a estos delitos han tenido disparejos resultados, así el Tribunal Militar Internacional para el lejano Oriente consiguió condenar al ejercito japonés por violencia sexual y a oficiales nipones juzgarles por crímenes de guerra.
La violación y otras formas de violencia sexual se identifica a las infracciones graves del derecho internacional, comportan responsabilidad penal y deben ser juzgadas. Todos los Estados están obligados a tipificarlos como delitos en las legislaciones nacionales, así como investigar de manera efectiva y juzgar cualquier caso de violencia sexual. (Comité Internacional de la Cruz Roja).
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