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La cultura de la violación en diferentes sociedades

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La cultura de la violación en diferentes sociedades

Introducción   Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas y creencias que perpetúan, normalizan, justifican o exculpan abusos, agresiones o violencia sexual hacia las personas que han sufrido dicho agravio. Este concepto está presente en todas partes, independientemente del país, idioma o identidad cultural; esto es a causa de normas sociales y estructuras de poder profundamente arraigadas en la sociedad actual.  Aunque la idea de cultura de la violación comparte…
Introducción   Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas…

Introducción

 

Cuando se habla de cultura de la violación se hace referencia a un conjunto de actitudes, prácticas y creencias que perpetúan, normalizan, justifican o exculpan abusos, agresiones o violencia sexual hacia las personas que han sufrido dicho agravio. Este concepto está presente en todas partes, independientemente del país, idioma o identidad cultural; esto es a causa de normas sociales y estructuras de poder profundamente arraigadas en la sociedad actual. 

Aunque la idea de cultura de la violación comparte elementos comunes en los diferentes países del mundo, las expresiones particulares pueden ser distintas según los valores culturales, las normas sociales y/o las estructuras de poder de cada país/región/sociedad. En otras palabras, la cultura de la violación puede expresarse de diversas formas dependiendo del contexto cultural y de la sociedad.

Con este ensayo, no solo queremos navegar por las diferentes percepciones de violencia sexual sino también hablar de como cada sociedad perpetúa a dicha violencia. Para ello analizaremos dos países con contextos, culturas e influencias diferentes, como lo son México y Corea.

 

Palabras clave: cultura de la violación, violencia sexual, influencia cultural, patrones, machismo.

Marco teórico y metodológico 

 

Para poder comprender la cultura de la violación en diferentes culturas, como la coreana y mexicana, es vital utilizar un planteamiento multidiscipilanario en el cual se reconocen las intersecciones de la opresión incorporando el género, la raza, sexualidad, clase, y otros fundamentos de la identidad; también, es importante emplear un marco teoríco antropológico, en el cual se exploren los valores, las creencias y culturas que influyen en la respuesta a las violencias sexuales en diferentes sociedades y, a su vez, ayude a construir y entender las normas sociales asociadas al género y, a la sexualidad. Asimismo, también se tendrán en cuenta, en dicho análisis, las normas de género que contribuyen a la perpetuación de la dominación y violencia sexual haciendo incapie en los estereotipos masculinos y como estos justifican la agresión sexual. 

La metodología que se va a emplear para poder profundizar en la cultura de la violación es, la investigación documental en la cual se recopilará información relevante de varias fuentes como artículos académicos y libros, en este caso Temporada de Huracanes, para poder comprender mejor la vida y sociedad mejicana y Hierba que nos adentrará a la cultura coreana. Finalmente, se realizará un análisis comparativo para poder comparar y contrastar las experiencias en torno a la violencia sexual en diferentes culturas (mexicana y coreana).

 

Análisis

 

A nivel antropológico, hay varios factores que pueden perpetuar la cultura de la violación en México, como por ejemplo: 

  • El machismo está arraigado en las estructuras tanto sociales como familiares. Las normas de género tradicionales fomentan la dominación masculina y la sumisión femenina. Un ejemplo del machismo presente en la sociedad mexicana es como en Temporada de huracanes la abuela de Yesina la humilla, la deja de lado, la marginaliza mientras que a su nieto (quien no ayuda en la casa) lo tiene en un pedestal. 
  • Por lo general, las mujeres en méxico se enfrentan a una desigualdad de género, ellas se enfrentan a discriminaciones y expectativas que no pueden cumplir y eso las puede llevar a situaciones vulnerables, por ejemplo, el aborto de Norma. (pg. 100- 1003)
  • En México existe una falta de “castigo” ante los delitos sexuales y/o de violencia de género. Esto se ve ejemplificado en el capítulo VI de Temporada de huracanes en el cual se explica el abuso sexual a un compañero del colegio (pg. 162), se incita a tener relaciones sexuales con una mujer inconsciente (pg. 169) y se narra una violación en grupo (pg. 171) sin tener nada de ello consecuencias judiciales. 
  • La violencia, en general, está normalizada. Esto queda demostrado con las agresiones físicas realizadas por la policía a los detenidos (pg. 157) y con los ejemplos expuestos anteriormente. 
  • Los factores socioeconómicos también tienen una gran repercusión en el comportamiento de las personas. En México, la pobreza, la falta de acceso a la educación, etc. puede influir en las mujeres se vean obligadas a permanecer en relaciones que no desean (Norma con Luismi está por conveniencia porque se ha quedado sin dinero), exponerse a la prostitución y a posibles agresiones, etc. Los casos son múltiples.  

 

En el contexto de Corea, los factores son los siguientes: 

  • Las normas de género están muy arraigadas a la tradición y, por lo general, posiciona a las mujeres en roles de sumisión mientras que los hombres cumplen con el papel de dominantes. Por ejemplo, varios hombres en Hierba visitan a la protagonista para ver como trabaja y decidir si quieren casarse con ella.
  • Existe, el las sociedades coreanas, un estigma muy fuerte asociado a las víctimas de violencia sexual, se enfatiza en el deshonor y la vergüenza de las víctimas. Un ejemplos es como reacciona la familia de la protagonista de Hierba (Lee Ok-Sun) al conocer su pasado: la repudian. (pg. 436)
  • La sociedad, en su mayoría está dominada por hombres y eso puede dificultar el acceso de las mujeres a la justicía y protección contra la violencia sexual. De hecho, Lee Ok-Sun, es prostituida por una institución gubernamental. 

 

Como podemos observar, tanto Corea como México, tienen normas de género muy arraigadas a tradiciones y estructuras patriarcales que perpetúan la dominación masculina sobre la mujer y la desigualdad de género. Asimismo, las víctimas de violencia sexual, en ambos paises, son humilladadas y avergonzadas haciendo que sea más complejo denunciar. Finalmente, la similitud más inquietante es que en ambos casos hay impunidad por sus actos, en temporada de huracanes debido a la normalización de dichos actos y en hierba  debido a que los agresores son protegidos y defendidos por las instituciones que, ellas mismas, crearon el sistema de casas de consuelo.

 

Conclusión

Aunque las culturas de Corea y México son muy diferentes en muchos aspectos, el concepto de cultura de la violación está presente en ambas sociedades. Dicha afirmación puede demostrarse a partir de las similitudes encontradas: las mismas normas de género patriarcales, estigma, el deshonor y la vergüenza asociados con la violencia sexual, la falta de “castigo” a los agresores, etc.. Estas semejanzas reflejan la universalidad de la cultura de la violación y enfatizan en la necesidad de abordar esta problemática en todos los paises del mundo, independientemente de las diferencias culturales y contextuales. 

Para abordar esta problemática se necesitaría estrategias que aborden no solo la violencia sexual sino también aquellos temas que pueden influir en dicha violencia. Es decir, se debe afrontar el problema desde diferentes frentes como el apoyo a las víctimas, educación y sensibilización de los derechos sexuales, fortalecimiento de las políticas que protejan a las víctimas, independencia económica y, finalmente, lo que más se necesita es el involucramiento de la población hacia un cambio cultural. 

 

Bibliografía 

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El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género

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El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género

El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género   Introducción. Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni…
El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género   Introducción. Los…

El control económico sobre las mujeres como medio de perpetuación de los roles tradicionales de género

 

Introducción.

Los roles tradicionales de género han empezado a ser tema de conversación en los últimos años, acaparando cada vez más protagonismo y siendo cuestionados, pero en el desarrollo de la historia humana han sido claramente impuestos: los hombres dedicados a la guerra, a los estudios, al trabajo. Las mujeres en casa, siempre en casa. Cuidar de la familia, cuidar del hogar. Ni estudios, ni trabajo. ¿Y cómo conseguir la emancipación de estos roles preestablecidos cuando no se tienen medios para ello?

Se habla a menudo de violencia física, o psicológica al tratar control ejercido sobre las mujeres, siendo crecientes aún así las definiciones de las violencias machistas de las que el género femenino es víctima. Este ensayo busca abordar la casuística de la violencia económica, pero derivarla a un segundo plano, convirtiéndose esta en una herramienta de perpetuación de los roles tradicionales de género. Para ello, las obras de Carcoma y El país de los otros se establecen como base de este análisis, permitiendo obtener una visión general de cómo la economía y la tradición patriarcal van de la mano.

Marco teórico y metodológico.

El género se presenta como un constructo social que toma como base las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. De ello, surgen ciertas asunciones que se han tomado históricamente como válidas y que la sociedad ha aceptado como si de una ley universal se tratara (Lorber 1994). Estos, llamados roles de género se presentan de forma diaria en las actividades que desarrollamos y se encuentran implícitos en la forma en la que nos comportamos y relacionamos.

Estos roles de género tradicionales han perpetuado la desigualdad entre hombres y mujeres, contribuyendo a la prevalencia de la violencia económica contra estas. La economía ha sido una herramienta poderosa para ejercer el control en las sociedades patriarcales como táctica de dominación y subyugación. Esta dependencia a la que se encuentran sometidas las víctimas suele presentarse dentro del círculo familiar, incluyendo las relaciones parentales, pero intensificándose en el ámbito conyugal.

Nuestro país se encuentra en una encrucijada actual para regular este tipo de violencia, y existen varias peticiones judiciales para solicitar la tipificación de “violencia económica” como un tipo de violencia de género (Juzgado 2021). Esta definición fue primeramente abordada en el convenio de Estambul de forma internacional, ratificado por España, y reconociendo la violencia económica como un tipo específico de violencia machista. Aun así, pese a las promesas del gobierno español, todavía no ha entrado a formar como parte de la legislación contra la violencia de género (Molina, 2023) y sigue en disputa.

Se plantea este tipo de violencia como una herramienta de poder al servicio de los roles de género tradicionales, obligando a la mujer a estar subyugada al poder de la figura masculina, con independencia de su relación, y provocando una aceptación de ese papel que tradicionalmente su género a acarreado.

Las obras a analizar, Carcoma y El país de los otros, presentan numerosos ejemplos que apoyan esta perspectiva con vivencias de sus protagonistas. Diferentes fragmentos son utilizados a continuación para poder comprender y desarrollar el tema central de este ensayo.

Análisis

El tratamiento de la violencia económica presenta diferentes perspectivas en las dos obras. En El país de los otros, Leila Slimani hace múltiples referencias al dominio económico, mostrando un personaje principal femenino completamente sometido al control económico, entre otros, de su pareja. El fragmento a continuación es un claro ejemplo de ello:

“El dinero se había convertido en un tema de continua discusión. Amín la acusaba de irresponsable y manirrota. Tenía que insistir, justificarse, incluso suplicar para que le diera el dinero del colegio, del coche, de la ropa de la niña o para peluquería. (…) <<Yo soy el que gana el dinero>>, le gritaba a veces. Le señalaba con el dedo los alimentos que había sobre la mesa y añadía <<Esto y esto y esto, todos eso lo pago yo con mi trabajo.>>”

La protagonista se encuentra sumisa, una posición que, como aclara más adelante en el texto, ha evolucionado: pasa de depender económicamente de su padre a su marido, situación de la que ya no tiene forma de salir.

“Se dio cuenta de su error demasiado tarde y ahora que tenía discernimiento y algo de valor ya le era imposible dar marcha atrás. Los niños eran sus raíces y estaba atada a esta tierra, a su pesar. Sin dinero, no tenía donde ir (..) Siempre que Amín le deslizaba un billete en la mano (..) se preguntaba si lo había merecido.”

La escritora coloca a la protagonista en una posición de atrapamiento y cuya dependencia es agravada con la maternidad, amplificando la situación de dependencia y cerrando la posibilidad de salida. Además, se observa como esta violencia está relacionada con la violencia psicológica que se va desarrollando a lo largo de la obra y que es sufrida por la protagonista, en el que su identidad y valor son puestas en duda y quedando de esa forma completamente dominada y sometida a la figura patriarcal. Madre, dependencia económica, sin estudios ni trabajo: Todo esto se presenta como ejemplo claro del rol de la mujer tradicional necesitada de una figura masculina.

Carcoma, sin embargo, muestra una idea similar pero expresada de diferentes. Esta obra abarca otros puntos de situación respecto a esta violencia: ya no es únicamente el marido o la pareja la que la ejerce: es el padre, la madre, la posición social:

“También me hizo dejar la escuela. La maestra le dijo que yo valía pa´ eso y que podía estudiar en Cuenca, que las monjas tenían residencia y podía hablar con ellas para que le saliese barato por ser viuda, pero mi madre se negó.”

“Pensaba que se iba a poder marchar en cuanto fuera mayor, que se iría a estudiar a Madrid y ya no volvería. Pero al final se quedó. Adónde iba a ir. Quién le iba a pagar los estudios en la capital, eso solo lo hacen los señoritos. (..) A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir, pero de eso también tienen mucho.”

Esta obra se presenta como un claro ejemplo de cómo las mujeres pueden ser perpetuadoras de los roles de género, tan impuestos implícitamente desde el nacimiento. Además, la escala social ha sido determinante en el acceso a determinados derechos, como puede ser la educación, muchas veces predecesora de una libertad económica. Se puede intuir como, incluso aún situándose en una posición social más baja, se vuelve a colocar a la mujer en una posición de servidumbre: la problemática ya no es únicamente ser pobre, es ser pobre y ser mujer.

“La María se había quedado cuidando a su madre porque su padre en la casa no valía ni para cocer patatas y sus hermanos se habían marchado a estudiar fuera y no habían vuelto.”

Este fragmento es un último ejemplo del papel de la mujer como cuidadora, de la involucración familiar que se le obliga a adoptar y de cómo el género al nacer determina las oportunidades a las que se tiene acceso.

Conclusiones

Como se ha desarrollado, la violencia económica se encuentra presente como una forma de control patriarcal, provocando un dominio de la figura masculina aspectos no sólo económicos, sino sociales o psicológicos, entre otros. La mujer se encuentra anulada y dependiente, siendo más sencillo caer en los roles de género asociados a su persona. Esto se termina intensificando con otros aspectos y sucesos que la mujer afronta, como la maternidad o la enfermedad de un ser querido. Se ejerce entonces un papel de cuidadora y defensora, lo que puede ser entendido como una aceptación del rol impuesto y muchas veces provoca una aceptación a este destino no elegido y que apaga cada vez más la idea de libertad económica y personal.

Por último, se recalca como esta imposición de género mediante la violencia económica llega a abordar y ser ejercida no solamente por el hombre como persona individual, sino por una sociedad patriarcal, dependiente de clases y en la que muchas veces la propia mujer las perpetúa, poniendo en evidencia cómo los roles de género son aprendidos, justificados, causa y consecuencia.

 

Bibliografía

Lorber, J. “Paradoxes of gender.” Yale University Press. New Haven, Estados Unidos, 1994.

Martínez, Layla. Carcoma. Málaga: Amor de madre, 2021.

Molina Gallardo, V. Violencia económica contra la mujer: generalizada, invisible y sin una respuesta eficaz. Agencia EFEhttps://efe.com/espana/2023-09-11/violencia-economica-mujer-machismo/, 2023

Slimani, Leila. El país de los otros. Madrid: Cabaret Voltaire, 2023.

Un juzgado Penal de Mataró solicita tipificar la “violencia económica” como modalidad de violencia de género. Poder Judicial España. 2021 https://www.poderjudicial.es/cgpj/es/Poder-Judicial/Noticias-Judiciales/Un-juzgado-Penal-de-Mataro-solicita-tipificar-la–violencia-economica–como-modalidad-de-violencia-de-genero

 

 

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La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos “Toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes“. (Marx, 1848). Las palabras de Marx siguen resonando, indiscutiblemente, en la literatura contemporánea. A pesar de los años, podríamos llegar a afirmar que es un tema que nos atañe más, si cabe decirlo. No importa que seas una joven japonesa o una joven española; la brecha social te afectará especialmente…
La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos “Toda la historia ha sido una historia de luchas…

La lucha de clases en Carcoma y Pechos y huevos

“Toda la historia ha sido una historia de luchas de clases, luchas entre clases explotadas y explotadoras, dominadas y dominantes“. (Marx, 1848).

Las palabras de Marx siguen resonando, indiscutiblemente, en la literatura contemporánea. A pesar de los años, podríamos llegar a afirmar que es un tema que nos atañe más, si cabe decirlo. No importa que seas una joven japonesa o una joven española; la brecha social te afectará especialmente si eres mujer.

Autoras como Mieko Kawakami y Layla Martínez, a través de las lentes de ficción, se encargaran de explorar las dinámicas sociales y del poder que moldea la vida humana. Nos ofrecerán una reflexión, desde dos puntos de vista totalmente opuestos como Japón y España, sobre las complejas intersecciones entre la lucha de clases y otros aspectos indisociables de la experiencia humana como el género y la identidad personal.

Lejos resuenan los pasos del pequeño Oliver recorriendo las lluviosas calles de Londres que suscitaban la compasión de todos. A decir verdad, si hablamos de clase social, es imperativo considerar no solo el género, sino también la raza, la religión e incluso la localización geográfica. De hecho, como se ilustrará más adelante, la experiencia de ser pobre y mujer, queda condicionada por el tipo de área metropolitana en el que hayas nacido.

Para ayudarnos, traeremos a coalición el concepto de interseccionalidad que, tal como definía Mara Viveros, “Es la expresión utilizada para designar la perspectiva teórica y metodológica que busca dar cuenta de la percepción cruzada o imbricada de las relaciones de poder”. (Viveros, 2016:2). Un concepto que nos servirá de apoyo para comprender que las personas no solo son afectadas o favorecidas, por un solo factor o etiqueta de identidad como el género, sino que se ven afectadas por infinitud de aspectos condicionantes.

Por otro lado, también cabe recordar que, nos encontramos ante manifestaciones de violencia. Las protagonistas son menospreciadas tanto por ser mujeres como pobres; como se evidencia claramente en sus vivencias.  Un fenómeno que no es tan descabellado si reflexionamos sobre la afirmación: “La violencia contra las mujeres tiene como objetivo el sostén y la reproducción del modelo y el orden patriarcales que mantienen las relaciones desiguales de poder, la superioridad de la masculinidad hegemónica y, en consecuencia, la subordinación y el control de las mujeres”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92).

Ahora bien, al considerar la intersección entre género y clase social, podemos respaldar las ideas de Norando y Scheinkman, quienes nos advierten que la conciencia de género es una parte intrínseca de la conciencia obrera, “Las mujeres de la clase obrera vivencian una experiencia de clase particular, ya que ser mujer ha implicado tener un tipo particular de experiencia social, y, por ende, histórica”. (Norando, Scheinkman, 2011:68). Es decir, las circunstancias de las mujeres de las novelas, quedarán marcadas por sus condiciones individuales.

En este punto, se evidencia cómo las protagonistas de nuestras obras se ven compelidas, debido a las circunstancias tanto sociales como individuales, a desempeñar roles como chicas de alterne en los Snaks1 japoneses, como se retrata en la novela de Kawakami, o como sirvientas en la novela de Martínez. Dos puestos de trabajo que, en resumidas cuentas, se centran en la servidumbre y la complacencia y satisfacción de hombres adinerados y empoderados tanto por su género como su estatus social. Como vemos, las protagonistas se ven fuertemente coaccionadas a llevar a cabo empleos marcados por la relación entre el género y la clase social a la que pertenecen. “Así pues, se entiende que todas las relaciones humanas enmarcadas en sociedades dominadas por los hombres estén condicionadas por este sistema de privilegios en función del género que, necesariamente, plantea un desequilibrio de poderes sistémico: la autoridad del universal masculino y la subordinación del complemento femenino”. (Iribarren, Gatell, Serrano, Clua, 2023: 92-93).

Aunque se han mencionado a las autoras de pasada, ahora nos disponemos a entrar en materia directamente sobre las obras. Hablamos de Pechos y Huevos (2021) de Mieko Kawakami y Carcoma (2023) de Layla Martínez. Como hemos visto hasta el momento, son dos obras que, entre muchos temas, están marcadas por la violencia de género y la violencia institucional, con especial énfasis en la diferencia de clases.

Si bien ambas obras exploran temas muy similares entre sí, presentan matices distintivos que las diferencia, como, por ejemplo, el factor cultural y la localización geográfica. Por un lado, las protagonistas de Kawakami viven entre Osaka y Tokio, mientras que, por el otro, las protagonistas de Martínez, viven en un pueblo perdido entre los montes de España. Este es un contexto geográfico que ejercerá una fuerte influencia en la trama de las novelas y condicionará la forma en cómo se relacionan las protagonistas con el mundo que las rodea.

“Cuando quieras saber lo pobre que era alguien, lo más rápido es preguntarle cuántas ventanas tenía la casa donde creció”. (Kawakami, 2021: 9). Tal como razona la autora, el número de ventanas puede ser un buen indicativo sobre el nivel de pobreza de una persona, ya que, la vestimenta o la alimentación pueden jugarnos una mala pasada. Sin embargo, en el contexto de la protagonista de Carcoma, el número de ventanas no sería un indicativo de pobreza, pero sí elementos simbólicos como la indumentaria, “Esa camisa y ese pantalón eran los mismos que utilizaba para las entrevistas de trabajo porque en ellas también quería transmitir que era inocente y buena y que, por tanto, estaba más que dispuesta a ser explotada salvajemente”. (Martínez, 2023: 12).

Por otro lado, otra diferencia significativa que evidencia la experiencia de la pobreza según la ubicación geográfica, sería el acceso a los recursos. Tanto la protagonista de Pechos y huevos como su sobrina, si bien nacieron en un ambiente de pobreza, consiguen acceder a la educación y sortear, con dignidad, la pobreza que las acechaba. Sin embargo, nuestra joven montaraz, al igual que el resto de sus predecesoras familiares, no tuvieron la misma suerte. “A la gente como nosotras no la quieren en la capital pa estudiar, si acaso pa servir”. (Martínez, 2023: 61). Una realidad que contrastaría con la imagen de la hija menor de la hermana de la protagonista de Pechos y huevos. De hecho, desde una mirada alertadora y crítica, pensaba que su madre era una fracasada, “Necesito tener una profesión. Mama no tiene. Tener una profesión”. (Kawakami, 2021: 86).

Ahora bien, indistintamente del factor cultural o la localización geográfica, existen puntos en común entre ambas protagonistas que, si cabe, acentuarán más su condición de ser mujeres en situación de pobreza. En primer lugar, aunque ya se ha mencionado, encontramos los puestos de trabajo a los que se ven obligadas, forzadas, a aceptar. Como son el caso de la servidumbre para las protagonistas rurales, o los snaks en japón. Aunque también llevaban a cabo otros trabajos “Lo que sí recuerdo son las imágenes de la fábrica donde hacía trabajillos, ocultando mi edad, durante largas vacaciones de primavera, verano e invierno de secundario”. (Kawakami, 2021: 19).

Por último, y más aterrador aún que la pobreza, es la violencia machista que reciben las mujeres que, parece acentuada por la clase social a la que pertenecen. En Carcoma, se observa la violencia manifestada en actos de machismo como el que lleva a cabo el padre de la abuela, quien además de ejercer como proxeneta y prostituir a sus chicas, las maltrataba y engañaba. Y, a pesar de su matrimonio, tampoco cambió, “Las palizas empezaron enseguida. De eso mi madre nunca me habló, pero me lo contó la Carmen, que lo había oído en el pueblo”. (Martínez, 2023: 40). En Carcoma, la violencia es principalmente de naturaleza doméstica, ya sea entre la niña y la abuela, o de matiz económico, como se refleja en las relaciones de poder que existen con la familia de los Jarabo. 

Sin embargo, en Pechos y huevos, más allá de pequeños altercados y enfados que puede haber en cualquier familia, se dan muestras de violencia machista y abuso de la autoridad patriarcal como el caso del padre que pegaba tanto a la madre como a las niñas, “Por cualquier tontería se ponía de mal humor y empezaba a gritar sin más; a veces, cuando bebía, en un arrebato de cólera pegaba a mi madre. Y, una vez puesto, encontraba pretextos para darnos una paliza también a Makiko y a mí”. (Kawakami, 2021: 15).

Para terminar, la historia es una sucesión de la lucha de clases, como hemos visto reafirmado en el contexto de las obras de Mieko Kawakami y Layla Martínez; el pensamiento de Marx sigue resonando con la fuerza de los tambores literarios.

En resumidas cuentas, las autoras exploran las complejas intersecciones entre la lucha de clases, el género y la identidad personal de las protagonistas. Desde esta encrucijada interseccional, observamos como factores como la cultura y la procedencia geográfica moldean, desafortunadamente, la experiencia vital de las protagonistas.

A modo de opinión final, estamos hablando de dos obras que nos invitan a reflexionar acerca de las intrincadas relaciones sociales y de poder que afectan indistintamente de si hablamos de una ciudad japonesa o de un remoto pueblo montaraz español. Nos recuerdan que sigue siendo una lucha relevante en nuestra era contemporánea y así lo reafirma la literatura.

 

 

Notas:

  1. Snaks: En japón, los snaks son locales donde las mujeres atienden a los clientes detrás de la barra. Suelen permanecer abiertos hasta pasada la medianoche, y los clientes son principalmente hombres que acuden a beber bebidas alcohólicas y charlar con las jóvenes que trabajan allí.

 

Bibliografía:

  • Arriagada, I. (2005). Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género. En: Revista de la Cepal 85. (págs. 101-113).
  • Iribarren, T; Gatell, M; Serrano, J; Clua i Fainé, M. (2023). Literatura y violencias machistas. Venezia: Edizioni Ca’ Foscari.
  • Kawakami, M. (2021). Pechos y huevos (2019). Barcelona: Seix Barral.
  • Martínez, L. (2023). Carcoma (2021). Málaga: Editorial amor de madre.
  • Marx, K; Engels, F. (2022). Manifiesto del Partido Comunista (1848). Madrid: Alianza Editorial.
  • Norando, V., & Scheinkman, L. (2011). Roles sexuales y lucha de clases. La huelga de las obreras de la casa Gratry, Nueva Pompeya, 1936.“Género” y “clase” en disputa. En: Razón y Revolución. Dossier: Los rostros de la clase obrera. Nº21. (Págs. 65-85). FFyL – UBA.
  • Segato, R. (2016). La guerra contra las mujeres. Madrid: Traficantes de Sueños.
  • Viveros, M. V. (2016). La interseccionalidad: una aproximación situada a la dominación. En: Debates feministas. Volumen: 52. (Págs. 1-17).

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